Atracan a punta de pistola el bar El Duende de Haro

Nuno Silva y María Borja gestionan el local hostelero desde hace tres años, pero en ese momento solo se encontraba en su interior el cocinero, preparando la oferta culinaria del día. Estaba detrás de la barra cuando hizo acto de aparición en el bar un hombre, vestido de negro, con capucha y mascarilla. Escondía su brazo detrás de la espalda y en un idioma extranjero se dirigió al trabajador, al parecer, para pedirle cambios.

El cocinero le interpeló al ver que se acercaba a la cocina y el asaltante lo apuntó con lo que podría ser una pistola, cruzó al otro lado del mostrador y lo tiró al suelo, manteniendo su cabeza contra el mismo pisada con un pie.

En ese momento ya habían entrado en el bar otros dos individuos, con similar indumentaria. Uno de ellos se dirigió a la caja registradora y se apoderó de los 400 euros que el dueño había dejado para disponer de cambios durante la jornada laboral.

Después, los ladrones entraron en la cocina y revolvieron rápidamente algunos cajones y cajas. Sin embargo, hicieron caso omiso de las máquinas que hay en el bar. En los últimos instantes de su 'visita', uno de ellos volvió a la barra para recoger del suelo un par de billetes que se habían caído. Al irse rociaron con un espray de gas pimienta los ojos del cocinero y salieron a la carrera al exterior, a plena luz del día, por donde ya trasegaban algunos vecinos.

El empleado llamó al SOS Rioja 112 y, sin apenas visión, salió a la calle, a un bar cercano, a pedir ayuda. Tras ser atendido de las lesiones en sus ojos prestó declaración. Las cámaras del bar habían grabado todo el asalto.

Este es el segundo robo en un bar de Haro en menos de cuatro días. El viernes pasado el bar-cafetería de El Mazo también fue asaltado por tres personas tras acceder al interior por una de sus ventanas y destrozar a golpes una máquina tragaperras para apoderarse de su recaudación.

Por otra parte, la Policía Local de Haro detuvo el miércoles a tres mujeres que intentaron robar numerosos artículos de un céntrico supermercado de la localidad, ocultos en el interior del saco cubresilla de niños vacía.