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La buena noticia de la estadística del IPC que publicó este viernes el INE: la inflación siguió descendiendo en La Rioja en diciembre pasado por quinto mes consecutivo y cerró 2022 en el 5,8%, su cota más baja en un ejercicio en el que ... llegó a rozar el 12% en verano.
Ahora,las dos malas. La primera: los precios de la alimentación continúan por las nubes, en el 14%, pese a abaratarse medio punto el pasado mes, pero hay alimentos básicos como el aceite, la leche y los huevos, que triplican ese incremento promedio.
Y la segunda: lo que comenzó como una escalada inflacionista de la luz y los carburantes se ha contagiado al resto de la economía hasta el punto de que, por primera vez en dos años, la inflación subyacente (7,4%) supera en 1,6 puntos a la general en la región.
En el conjunto del país, la inflación cerró el año pasado con una tasa de subida anual del 5,7% (una décima menos que en La Rioja), lejos del pico del 10,8% que llegó a alcanzar en julio. Por su parte, la subyacente, al igual que en el caso de La Rioja, no solo no remitió sino que escaló hasta el 7% en el último mes del año pasado.
En todo caso no resulta temerario concluir que la inflación para haber tocado techo. El dato publicado este viernes es mejor que el que preveían los analistas y sitúa a España como el país europeo con un menor IPC. La zozobra sigue marcando el contexto geopolítico y económico por lo que tampoco se pueden descartar repuntes, pero es evidente que se está consolidando la tendencia a la moderación, que contrasta con los vaivenes de precios desencadenados desde la primavera de 2022 tras el estallido de la guerra en Ucrania.
Los datos del IPC de diciembre reflejan, sobre todo, el abaratamiento del precio de la electricidad respecto a los máximos históricos marcados en la primera parte de 2022 y también el descenso de los precios de los combustibles tanto de uso doméstico como de transporte, que es el otro gran grupo de servicios cuyos precios han descendido en los últimos meses. Y es que para contener los encarecimientos coyunturales de ambas energías se tomaron dos medidas efectivas que han tenido un efecto balsámico: la excepción ibérica en el caso de la luz y el descuento generalizado de veinte céntimos por litro de carburante, acotado desde el día 1 a los transportistas profesionales.
El problema al que se enfrentan la economía regional y la nacional y que condicionará si el Banco Central Europeo continúa encareciendo el dinero (subidas de tipos de interés) es la parte estructural de la inflación, esto es la tasa subyacente, que es la que mide el comportamiento de los precios menos volátiles del mercado, que en el caso de La Rioja ya ha rebasado al indicador general.
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Desde agosto, el IPC regional ha descendido de forma continuada en la comunidad gracias a la rebaja de los precios de la luz y la gasolina, que despidieron el ejercicio 2022 con un retroceso del 9,7% en tasa interanual. Pero lo que en el inicio fue una crisis de precios energéticos se fue contagiando a todos los rincones de la economía impactando, sobre todo, en el mayor coste que supone para los hogares riojanos reponer las despensas y los frigoríficos.
Hasta mayo del año pasado, los precios de los alimentos se encarecían en La Rioja, sí, pero lo hacían a un ritmo inferior a los dos dígitos. A partir de junio, sin embargo, emprendieron una escalada sin freno hasta llegar al máximo anual registrado en noviembre del 14,5%. En diciembre hubo un retroceso de medio punto, hasta el 14%, la segunda tasa más baja por comunidades tras Cataluña (13,4%), pero aun así continuó siendo marca de récord.
Y eso sólo refiriéndose a la inflación promedia. Si se analizan los diferentes productos en los que el INE divide la cesta de la compra se observa la alocada espiral inflacionista a la que han sucumbido el azúcar (49,3%), el aceite (43,9%), la leche (40,3%) y los huevos (38,6%). Pero también se han encarecido más del 15% las patatas (20,1%), el pan (16,3%) y la carne de vacuno (15,3%). De hecho, de los 22 epígrafes en los que Estadística disecciona la cesta de alimentación sólo uno al cerrar 2022 fue más barato que doce meses atrás:la carne de ovino, cuyos precios medios retrocedieron el 21,8% en tasa interanual.
En el conjunto del país es difícil encontrar alimentos que no se hayan encarecido más del 10% en el último año: el azúcar cuesta el 50% más que en diciembre de 2021; la leche, el 37%; los huevos, el 30%; las legumbres y hortalizas congeladas, el 23% y las patatas, el 21%.
Esta es la situación de precios de los alimentación a la espera del efecto que tendrán los cambios en el IVA que entraron en vigor el 1 de enero: el impuesto ha quedado eliminado de forma temporal para determinados productos básicos gravados hasta ahora con el tipo hiperreducido y para otros, como la pasta y el aceite, baja del 10% al 5%.
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