«Tenemos entre manos el asunto de finalizar el acto de reconciliación que empezamos hace 40 años con la Transición porque hay asignaturas pendientes, sobre todo relativas a fosas, injusticias y víctimas que hayan podido no ser reparadas y que tienen todo el derecho a ... hacerlo», planteó este miércoles en Logroño Adolfo Suárez Illana, apelando a un acuerdo despojado de intereses partidistas o mochilas cargadas de rencores atávicos.
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«Hoy estamos en la mejor España de toda nuestra historia, pero no por arte de magia; reconozcamos ese esfuerzo de unos y otros», señaló ante la prensa el diputado nacional y presidente de la Fundación Concordia y Libertad tras su participación en la Comisión de Participación, Cooperación y Derechos Humanos del Parlamento regional, donde respondió a propuesta del PP a cuestiones vinculadas a la proposición de Ley para la recuperación de la memoria democrática en La Rioja registrada por el Grupo Mixto.
El también integrante de la Mesa del Congreso confió en el consenso. «Siempre es posible el acuerdo», prologó para ofrecer como receta «abandonar los máximos, hacer renuncias, quizás dejar a un lado lo mejor para aceptar lo posible, pero en torno a objetivos comunes». «Se precisa poner voluntad siendo respetuosos», sintetizó al recalcar que la ciudadanía espera ese acercamiento. «En un asunto donde hay daños personales tan graves, los partidos debemos servir a la sociedad en su conjunto y ponernos de acuerdo para resolver los problemas que pueda haber», siguió reflexionando.
A su juicio, otro de los requisitos para apuntalar la «mal llamada» memoria democrática consiste en «evitar hacer de cada exhumación una reivindicación política». «Despojémonos de la ideología para las reparaciones personales, que deben estar rodeadas de profundo respecto», aconsejó. Flanqueado por el portavoz del Grupo Parlamentario Popular, Suárez Illana se mostró contrario a equiparar esta cuestión con la reparación de las víctimas de ETA. «La confrontación de una guerra civil no tiene nada que ver absolutamente con el horror de los crímenes de una banda asesina, cobarde y mísera». Y remachó: «Son entendibles las posturas, pero las víctimas del terrorismo tienen ya un merecido tratamiento legislativo diferenciado».
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