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Las caras han cambiado y en el ánimo de quienes negocian por un pacto que permita la investidura de Concha Andreu se adivinan trazas de cierto optimismo. Las caras largas han dejado lugar incluso para las sonrisas. Tímidas, pero sonrisas al fin y al ... cabo. Los equipos de PSOE y de Podemos encargados de avanzar en el acuerdo de gobernabilidad se han concedido la tregua del puente de agosto en el momento más dulce de una relación que ha pasado por momentos malos, instantes peores y coyunturas casi definitivamente infaustas. Pero los pasados lunes, martes y miércoles, en sesiones de mañana y tarde, han permitido avanzar por la senda del pragmatismo hacia la única estación que sus afiliados, inscritos y votantes en general validarán como buena: la del acuerdo.
Desde el movimiento ciudadano surgido como grupo de presión contra la repetición de las elecciones autonómicas se reconocía ayer esa sensación tras haberse reunido con portavoces de Izquierda Unida, Equo y Podemos. En realidad, este lobby de izquierdas puede presumir de ser la excepción y de haberse convertido en el único interlocutor que oficialmente recibe información, siquiera algún indicio, desde las partes negociadoras, tal es el grado de cumplimiento del compromiso de silencio que adoptaron PSOE y Podemos en el inicio de esta segunda ronda de conversaciones.
Ayer se vieron con Podemos y sobre la mesa sobrevoló la información publicada por este periódico con algunos detalles sobre los avances de la negociación. En ella estaban las claves, reconocieron los interlocutores morados, según testigos del encuentro. «Las reuniones han sido cordiales y en todas ellas observamos disposición para evitar la repetición electoral», señaló este colectivo en un comunicado al término de la reunión celebrada a primera hora de la mañana y en la que volvió a intervenir Kiko Garrido, quien ya en la tarde del miércoles asumió de nuevo cierto protagonismo al tomar parte de la negociación junto a Raquel Romero y Nazaret Martín. Una circunstancia que vendría derivada de la ausencia en la reunión del concejal de Ciudad Real y protagonista negociador morado Mario Herrera. O bien de que es precisamente Garrido quien habría sido señalado para ocupar el único escaño con titularidad de Podemos en el Parlamento de La Rioja en el hipotético caso de que la cabeza de lista y hoy diputada, Raquel Romero, decida pasar al cuerpo ejecutivo en esa única consejería que Andreu cederá a Podemos en el hipotético gobierno que surja del pacto.
Hasta la otra orilla de este largo puente de agosto, la del lunes, no habrá movimiento alguno, más allá del trabajo que cada una de las partes desarrolle. Al regreso, la mejor de las expectativas que contemplan las partes es que el mismo lunes, o todo lo más el martes, pueda cerrarse el acuerdo programático y el pacto para una coalición -con una consejería y un par de direcciones generales para Podemos- en un nuevo Gobierno para La Rioja.
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