El diseño de los permisos de paternidad influye de manera directa en el cambio o en la pervivencia de las costumbres sociales. Hasta el año 2017, las mujeres contaban con seis semanas de permiso de maternidad, mientras que los padres se quedaban con quince días ... de licencia (hasta 2007 habían sido solo dos). «El mensaje era claro. Las unas a cuidar, los otros al mercado laboral», señalan Adela Recio, Cristina Castellanos y Javier Andrés, autores de un reciente informe publicado por el Instituto de Estudios Fiscales.
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A partir de 2021, sin embargo, una ambiciosa reforma determinó que ambos progenitores disfrutasen de un permiso idéntico (16 semanas) e intransferible. España se convirtió, por delante incluso de los países nórdicos, en el primer estado en el que hombres y mujeres usaban «de facto» los permisos durante un tiempo equivalente. «Otros países conceden más semanas de permiso a los padres –advierten–, pero, al ser transferibles o estar peor remuneradas, los efectos en la práctica son menores». Con los datos reunidos en sus dos primeros años de vigencia, el resultado, según los autores, es en líneas generales muy positivo: «En España se ha equiparado en la práctica el tiempo que madres y padres se toman para cuidar en el primer año de vida del bebé, lo que ya significa un avance en la corrección de los roles de género y lo que, hasta donde sabemos, resulta un hecho sin precedentes en el contexto internacional». El porcentaje de padres que utiliza al menos las 16 semanas de permiso roza el 90%, con escasas diferencias por comunidades autónomas.
Sin embargo, la letra pequeña esconde «algún margen de mejora» desde el punto de vista de la igualdad. La estadística demuestra que hay costumbres de enojosa persistencia: «Cuando hay un menor de 16 años en el hogar, las horas de cuidado y trabajo doméstico en las mujeres alcanzan las 52 semanales, mientras que en el caso de los hombres se quedan en 30. Este desequilibrio no hace más que ampliarse conforme aumenta el número de niños en el hogar».
Para el informe del Instituto de Estudios Fiscales, el diseño actual de los permisos de paternidad y de maternidad fomenta el rol del padre-ayudante, al permitir que los progenitores puedan disfrutar de sus licencias simultanéamente. En la actualidad, cada progenitor, hombre o mujer, dispone de 16 semanas, seis de las cuales son obligatorias y además deben ser utilizadas forzosamente justo tras el parto a tiempo completo. Las otras 10 semanas, que son de uso voluntario, pueden utilizarse, en principio, en cualquier momento hasta que el bebé cumpla un año, pero se debe acordar con la empresa su uso a tiempo completo o parcial.
En España la mayoría de los padres eligen tomarse la licencia al mismo tiempo que las madres. Solo una minoría (el 24% en La Rioja) escoge turnarse en el cuidado del niño, la opción que más fomenta la corresponsabilidad: «Una proporción de padres —pequeña, pero ya no excepcional— pasa un periodo de tiempo significativo —diez semanas— cuidando de forma autónoma a su bebé», señalan los autores.
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En este caso sí que hay diferencias regionales perceptibles. La Rioja está entre las cinco comunidades con mayor peso del permiso por turnos, mientras que en la parte de abajo del cuadro figuran Extremadura, Murcia, Andalucía y Canarias. Los autores advierten de que suelen ser los padres con mayor nivel de estudios y de ingresos los que optan por este modelo. «En conclusión, ¿favorece el nuevo diseño de los permisos la corresponsabilidad? Sí en lo relativo a cuánto se usan, pues se evidencia un uso mayoritario de los padres que usan todos los días disponibles; pero no en lo relativo a cómo se usan, pues solo una minoría de padres se turna con la madre, lo que refuerza el rol de ayudante en lugar del rol de cuidador principal», finaliza el informe.
Unai Guzmán, que trabaja como informático en el sector industrial, fue uno de los padres riojanos que figura en esa estadística. Con su primer hijo, se acogió al permiso por turnos para alargar el periodo de cuidado familiar antes de la llevarlo a la guardería. Unai recuerda aquellos meses con satisfacción: «Fue una temporada en la que pude dedicarle a mi hijo, que además estaba empezando con la alimentación complementaria, un montón de tiempo. Es verdad que se conecta mucho. Me resultó una fórmula muy útil».
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Con su segundo hijo, sin embargo, Unai prefirió negociar con la empresa un permiso por horas, una posibilidad en vigor, pero aún menos utilizada. «Al final el modelo idóneo dependerá de cada circunstancia. A nosotros nos encajó mejor este porque yo me podía ocupar más del mayor mientras mi pareja atendía al lactante. Creo que, para que no haya discriminación, lo más importante es que los permisos sean iguales e intransferibles», reflexiona Unai.
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