La sociedad riojana lamenta la muerte de un hombre que «siempre abría puertas»

El expresidente de La Rioja, Pedro Sanz, con el que compartió muchos momentos personales, fue uno de ellos y uno de los primeros en mostrar sus condolencias. Este martes lamentaba su pérdida, la de un hombre que, ha dicho, siempre agasajó a los riojanos, a los que abría puertas y tenía una gran devoción por su tierra, a la que no olvidaba. De los años que convivió con él guarda una grata experiencia, pero hay una que no se le olvidará nunca. Fue el día que acudió con su mujer e hija a una misa privada con Juan Pablo II. «Estuvimos casi en familia en una capilla a la que entraba muy poca gente», ha señalado en referencia al trato personalizado que siempre dispensaba a cada riojano que llegaba a Roma. «A parte de ser Medalla de La Rioja, fue un gran embajador de los riojanos en el Vaticano y uno de los riojanos que ha ostentado uno de los mayores cargos en la Iglesia, que pierde a uno de sus representantes más brillantes».

El presidente del PP de La Rioja, José Ignacio Ceniceros, también ha recordado con cariño la figura de Martínez Somalo, con el que mantuvo un vínculo muy estrecho como presidente del Parlamento regional, a donde solía acudir en sus estancias estivales, aunque en su caso la relación personal venía de mucho antes, de cuando su padre compartió pupitre con un joven bañejo en el Seminario Conciliar.

«Fueron compañeros de estudios y siempre tuvieron muy buena relación, mi padre siempre estuvo orgulloso de que hubiera llegado tan lejos, cuando venía a visitarme todos los años lo primero que hacía era preguntarme por él, era recíproco».

Recuerda también Ceniceros que el cardenal siempre solía invitarle a visitarle a la Santa Sede y fue en 2010 cuando decidió por fin aceptar la oferta. Le recibió en su casa, en una villa justo detrás del Vaticano. «Estuvimos toda una mañana, nos enseñó su capilla, presidida por la virgen de Valvanera..., y otras referencias riojanas, se le veía que tenía mando...».

Vicente Robredo, Administrador de la Diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño, también lamentaba este martes el fallecimiento del excamarlengo riojano, una pérdida irreparable para la Iglesia en general y para la riojana en particular. «Fue un hombre de gran categoría humana, profundamente preparado, eclesial y riojana, y es de agradecer que, pese a las responsabilidades enormes que ha tenido siempre en la Iglesia, como la etapa en la que tuvo que hacer de Papa o en todos los periodos que ocupó diversas secretarías a nivel eclesial, siempre tenía hueco para atender allí algún riojano, se deshacía con todos sus paisanos. Si llamaba alguien de La Rioja, hacía lo imposible por llevarle a su despacho o atenderle en su piso o colocarte cerquita del Papa...».

«Pero lo hacía con todo el mundo, hoy mismo hemos estado hablando de la mano que siempre ha tendido a todos los seminarista que iban de La Rioja a Roma, les cubría todas las necesidades». Robredo también recordaba sus visitas anuales a Baños, donde le esperaban los jóvenes de la Confirmación. «Era un hombre curial, acogedor y pastor, y absolutamente abierto a todos, también una persona muy cariñosa y muy querido, no solo en Roma, en la Iglesia universal, sino también aquí en su tierra natal». Además, destaca que siempre procuraba estar al tanto de todas las noticias que pasaban en la Diócesis riojana, «que era la suya, donde él nació a la fe, donde comenzó sus estudios y desde la que luego fue a Roma». También destaca el hecho relevante de que fue cardenal camarlengo, nombrado por Juan Pablo II, y de hecho, tras el fallecimiento de éste, le tocó ejercer a él al estar la sede vacante».

Fernando Loza, hasta hace poco tiempo canónigo de la concatedral de La Redonda y sobrino carnal del prelado riojano, ha querido destacar la vida ejemplar de su tío, «el benjamín de una familia de doce hijos», que «tuvo la gracia de Dios de servir a la Iglesia con tres pontífices santos, Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo II». Loza, que se encuentra en Roma participando en la organización del funeral de despedida en la Basílica de San Pedro, ha desvelado que Eduardo Martínez Somalo recibió hace cuatro días la visita del Papa Francisco. «Quiso visitarle y estar con él, le regaló un rosario y le dio la bendición», relataba ayer a Diario LA RIOJA sin olvidar la especial vinculación que tuvo con su pueblo natal.

«Para él fue muy importante su pueblo y para Baños de Río Tobía ha sido una alegría enorme tener un hijo del municipio que ha estado sirviendo a la Iglesia universal y a la diócesis riojana«, resume.

La presidenta de La Rioja también quiso sumarse a través de las redes sociales a las condolencias. «Ha fallecido el cardenal riojano Eduardo Martínez Somalo. Un abrazo a sus familiares y allegados», escribía al tiempo que se refería a él como «un hombre de fe, que ocupó las más altas responsabilidades en el Vaticano y un bañejo orgulloso de su pueblo, al que volvía siempre que tenía la ocasión», ha relatado en su cuenta.