Las cifras, por demoledoras que sean, sirven de muy poco, sobre todo cuando tras los dígitos se ocultan dramas humanos, sueños segados y vidas perdidas o rotas en un segundo por una distracción o una irresponsabilidad.
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Frente a ello, la jefatura de Tráfico en La ... Rioja desarrolla esta semana una campaña especial en una de las vías regionales con mayor siniestralidad, la N-111, una iniciativa que bajo el lema 'Si pierdes la atención, pierdes el control', se trasladó este viernes hasta el área de descanso del túnel de Viguera, donde varias patrullas del subsector de Tráfico de la Guardia Civil contaron con el apoyo de varios usuarios del Centro de Recuperación de Minusválidos Físicos (CRMF) de Lardero, todos ellos víctimas de un siniestro en el asfalto, que trasladaron su trágica experiencia a los conductores que fueron desviados hacia el control.
«Su papel es fundamental en todo lo que tiene que ver con la concienciación a los conductores a la hora de recordar la importancia del uso del cinturón de seguridad, de no conducir bajo los efectos del alcohol o las drogas y de respetar los límites de velocidad porque las consecuencias de no hacerlo son graves y ellos por desgracia las han sufrido», destacó Beatriz Arraiz, delegada del Gobierno en La Rioja, a quien acompañaba también la jefa de Tráfico en la comunidad, Beatriz Zúñiga.
«Este año son seis los fallecidos en cinco accidentes en vías interurbanas de La Rioja y dos de ellos, con tres fallecidos han sido aquí, en la N-111. En todos ellos la distracción o la velocidad inadecuada han sido la causa principal», detalló la responsable regional de la DGT, que añadió que «además, este año ya son 80 las víctimas en accidentes, entre las que, aparte de los seis fallecidos, hay otros seis heridos graves que van a sufrir secuelas de por vida físicas o psicológicas».
No es el primer año que esta campaña se desarrolla en la N-111, una vía que ya en 2021 registró un considerable incremento en la siniestralidad, con 25 accidentes con víctimas, una mortal y 37 heridos. El año pasado se contabilizaron 17 siniestros con 22 víctimas, una cifra también alta que se había repetido en ejercicios anteriores, como los 16 en 2020 o los 17 en 2019. «Un segundo puede cambiar nuestra vida para siempre», remachó Beatriz Zúñiga, un advertencia terrible a la que Jorge, Aitana, David, Rafael o Jonathan pusieron rostro.
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«A mí me atropellaron a los 16 cuando iba en bicicleta. Salí desplazado 27 metros y entré en coma durante dos meses. Por eso quiero concienciar a los conductores de que pueden arruinar una vida, a mí me ha tocado, por desgracia y es muy jodido seguir adelante», se arrancó Jorge, un burgalés de 24 años residente en el CRMF.
El mismo trágico destino se cruzó en la vida de Aitana a sus 18 años, hace tres: «Yo iba en bici tranquilamente y me golpeó un coche que luego me atropelló la cabeza», aclaraba la joven soriana a los conductores para recordarles la necesidad de prudencia junto a la entrega de una tarjetita con el lema 'Mi experiencia te puede salvar la vida... Recuerda lo que hablamos'.
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David sufrió su accidente hace seis años, cuando era aún un adolescente, al ser atropellado por un camión cuando circulaba en bici. «Nuestro único deseo es tratar de concienciar a la gente», aseguraba, el mismo mensaje que trasladó Jonathan, quien fue víctima de un siniestro cuando viajaba de copiloto en una furgoneta. «Estuve en coma y un año entero ingresado para luego empezar una recuperación muy lenta, muy poquito a poco. Que se acuerden los conductores de tener mucha precaución», aseguraba desde su silla de ruedas, mientras una de las responsables del CRMF le abrigaba las piernas con una manta.
No ocultaba su culpa, por último, Rafael, de 46 años: «Hace 24 años tuve un accidente porque era una noche en la que había bebido alguna copa y alguna cerveza e iba conduciendo sin cinturón de seguridad. Sufrí un traumatismo craneoencefálico severo y estuve mes y medio en coma y me salvó la vida una intervención quirúrgica que me realizaron. Si hubiera llevado el cinturón seguramente no tendría estas secuelas con las que, aunque aparentemente no son visibles, tengo que estar viviendo constantemente, con dificultades que me impiden llevar una vida normal. En cuestión de un segundo arruiné mi vida, tanto la mía como la de mi familia», confesaba a otros conductores.
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