Un año de silencio y mierda

La entrevista a Francis Paniego en Tvr aportó cordura en un aniversario de muerte y crispación

Domingo, 7 de marzo 2021, 12:52

Esta semana me encontré con Narly, cámara de Tvr, junto al microondas. Me quedé cortada cuando me advirtió de que olía a estiércol. No percibí nada, entre otras cosas porque a esa hora en el microondas los olores recuerdan al bar castizo en el que ... los bocatas de calamares eran más ricos cuanta más roña había en las uñas y el mandil del camarero.

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Al día siguiente pensé, en esa incubadora de ideas perdidas que es la ducha, que no había pedido a Narly detalles del reportaje del olor. Me topé con la historia en Tvr: «Teodoro Calvo Ezquerro, estamos aquí, en Arnedillo, y 'toa' la vida ganadero». Con un acento de 'primero de militante riojano' contó que no se queja y que hay que sacar a los animales, porque encerrados comen mucho pienso y son una ruina.

«Afuera comen lo que haya, aulaga, romero. Esto es como todo, si trabajas, da para vivir, pero hay que trabajar mucho», contó el ganadero a Ainara mientras Narly grababa (de ahí el aroma). Me recordó el bueno de Teodoro a los hosteleros en su afán de trabajar. Con la mitad de lamento y el doble de nobleza. Porque el gremio al que presta su desgarrada voz Paco Martínez Bergés ha perdido las formas. Y, en la vida, las formas son lo primero que llega, mucho antes que el fondo.

Ocho asociaciones hosteleras declararon la guerra a Francis Paniego con un comunicado, con logo de la Fer, mafioso, chabacano –con olor a bocata castizo de calamares– en el que le llamaban «enemigo» y «ajeno» al sector. Merecieron la pena los 17 minutos de entrevista que Elsa dedicó en Tvr al dueño del Tondeluna, que precisamente reabría ese día tras semanas cerrado.

Prudente y con sentido común, huyó del tópico. Cuando aterrizas los temas, te mojas, asumes. Y Francis nos recordó que no tiene que venir nadie de fuera a incumplir y que 700 cadáveres pesan demasiado en la conciencia común.

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Es la noticia del último año, el exceso de defunciones, que también se mide. Lo hace el Instituto de Estadística. Lo recordamos en el informativo. Esos silencios, enemigos de la tele, que pasaron a primer plano. Las estampas de película.

De vez en cuando regresan a mi memoria flashes, nítidos, de un desayuno de directores de medios con responsables de salud el 26 de febrero de 2020. Si sabían lo que venía, lo disimularon bien. Nos creímos avanzados preguntando por posibles casos. Nos hablaron de una prueba relacionada con las polimerasa, algo así como Pcr. En el hipotético caso de que hubiera un positivo, se mandaba a Madrid, aquí no había laboratorios precisos.

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Un año después, 729 familias rotas después, certificamos la muerte de la Semana Santa para la resurrección del verano, con la ilusión de dejar atrás doce meses de silencio que huelen, estos sí, a estiércol, a mierda.

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