«Sigue habiendo favoritismo hacia los hombres»

Ejemplos no le faltan a esta profesional para ilustrar su diagnóstico sobre «el favoritismo» hacia el sexo masculino que, según dice sin titubeos, abunda en su sector profesional y que percibió nada más acabar la carrera de Arquitectura y empezar a trabajar. Aunque confiesa que se siente «una afortunada», no duda en afirmar que «hay muy pocas mujeres en empresas constructoras en puestos de responsabilidad, y en las obras ocurre lo mismo, es un mundo completamente masculino». Una lectura que extiende al ámbito de la gestión pública que también conoce, «en donde existe igualmente ese sesgo a favor de los hombres».

Otra de las conclusiones que ha extraído Mari Cruz Gutiérrez a lo largo de su vida laboral es que «las mujeres, para llegar a puestos profesionales similares a los de los hombres tienen que asumir más riesgos o condiciones laborales más desfavorables». Según dice, esta situación la pudo observar hace unos años cuando se necesitaban profesionales técnicos para el desarrollo del AVE en el País Vasco y se dio la circunstancia de que «había más mujeres directoras de obras, ingenieras y demás que hombres porque los hombres podían elegir y si podían preferían no ir al País Vasco porque entonces todavía la situación política estaba enrarecida y el rechazo al AVE eran muy profundo en ciertos sectores de la sociedad vasca».

En su lista de agravios hacia las mujeres en el campo de la arquitectura, recuerda también la polémica que se produjo hace tres años en los premios que concede el Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos y que motivó una dura reacción del colectivo femenino liderado por la profesional Inés Sánchez de Madariaga. «Hubo una queja por discriminación porque no había ninguna mujer premiada, ninguna en el tribunal, ninguna entre los candidatos, es decir no había ninguna mujer por ningún lado. Esto no puede pasar en la actualidad».

Preguntada sobre si cree que la igualdad ha mejorado en los últimos años en el ámbito laboral, la directora técnica del soterramiento afirma que, aunque al comenzar el siglo «las cosas iban mejorando, en la crisis ha habido un retroceso». Gutiérrez aboga por tanto por «tomar medidas para equilibrar la balanza». Entre ellas defiende fijar cuotas femeninas y se explica: «No es que esté a favor de las cuotas femeninas, pero sí que estoy en contra de las masculinas porque es un hecho que hay una preferencia y una cuota de facto, invisible, que hace que se premie o se promocione más a los hombres que a las mujeres. Y desde ese punto de partida, parece menos antipática la idea de que existan cuotas femeninas. Si existen masculinas, por qué no van a existir femeninas».