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Kamauni M., (pelo rubio, al fondo) asesino de Cristina Arenas, es llevado detenido por un miembro de la Guardia en enero de 2003. JUSTO RODRÍGUEZ
Siete crímenes machistas en dos décadas

Siete crímenes machistas en dos décadas

La Rioja rompe una racha de más de dos años sin una mujer asesinada a manos de su pareja. El último caso, en octubre de 2020, está a la espera de juicio

Carmen Nevot

Logroño

Sábado, 8 de julio 2023, 20:24

La Rioja ha roto este sábado una racha de algo más de dos años sin mujeres asesinadas a manos de sus parejas. La penúltima continúa sobre la mesa del juzgado de Violencia contra la Mujer sin que por el momento haya fecha de juicio. Se trata del caso de María Mercedes, de 54 años, una mujer que residía en el barrio de Los Lirios y que fue asesinada con saña y agredida sexualmente mientras fallecía en octubre de 2020. En un primer momento el caso se trató como suicidio, aunque la autopsia confirmaría después la muerte violenta. No había denuncias previas y su pareja (también español de 56 años) fue detenido en un primer momento y puesto en libertad poco después.

Hasta aquel octubre de 2020, La Rioja había contabilizado once años en blanco, sin ninguna mujer asesinada por su pareja o expareja. Las memorias de la Fiscalía y del Tribunal Superior de Justicia destacaban año tras año la buena marcha de esta comunidad por la ausencia de este tipo de crímenes que vivieron sus años más aciagos en 2003 y 2008.

El primero contabilizado como tal se remonta al 26 de enero de 2003. Kamauni M. de 32 años y natural de Tanger (Marruecos) mató a su expareja Cristina Arenas Pacheco, de 34 años, en San Domingo de la Calzada. Era madre de tres hijos y recibió tres heridas de arma blanca cuando paseaba por la calle con otro hombre. La mujer había roto hacía dos meses la relación con su agresor que no había sido precisamente pacífica. Calles y bares habían sido escenario de sus trifulcas, al parecer, por los celos del hombre. Contra él pesaba, al menos, una denuncia.

Justo una semana después, el 2 de febrero de 2003, y sin tiempo de digerir el trágico suceso, La Rioja volvía a sobresaltarse con el asesinato de Mónica Puig, de 30 años. Su antiguo compañero sentimental se presentó en su domicilio y le asestó dos puñaladas. El asesino contaba con 16 antecedentes policiales por varios delitos contra la propiedad. La joven, que fue encontrada con vida en un primer momento, falleció horas después en el antiguo hospital San Millán de Logroño

El 1 de octubre de 2004, la Guardia Civil de Calahorra detenía en Alfaro a un hombre de 67 años, como presunto autor de la muerte de su esposa, María Teresa, de 66. El detenido declaró en un principio que su esposa se había caído por las escaleras, pero días más tarde admitió ser el autor de las lesiones. La mujer fue en un primer momento trasladada al hospital Fundación de Calahorra cuyos facultativos, al examinar sus heridas, decidieron que ingresara en el hospital clínico de Zaragoza, donde falleció tres días más tarde, el 4 de octubre.

Cuatro años después, el 6 de junio de 2008, Ximena, una mujer colombiana, fue asesinada por asfixia por su pareja. El hombre , con quien tenía una hija de cinco años, aceptó 17 años de cárcel.

El 28 de julio de ese mismo año, Tanta S., de 48 años, una mujer rumana, murió acuchillada por su exmarido en Yagüe. El asesino, Marin S., de 52 años, contaba desde marzo de ese año con una orden de destierro de La Rioja hasta el año 2014. Pero este mandato judicial no fue impedimento para que ese día, sobre las 23.15 horas, apuñalase a su exmujer. Falleció siete horas después en el Hospital San Pedro debido a la gravedad de las cuchilladas recibidas en órganos vitales.

Borja Morillo, condenado por asesinar a su exmujer, en una de las sesiones del juicio celebrado en noviembre de 2012. Juan Marín

El 30 de octubre de 2009 se producía la penúltima muerte violenta de una mujer a manos de su expareja. María Vanesa Ávila, policía nacional que había pedido su traslado a Logroño, desaparecía. Días después hallaban su cuerpo en Baños de Ebro y detenían a su exmarido, un expolicía nacional, por el asesinato de la joven. Ambos tenían una hija en común cuya custodia tenía el padre. El agresor, Borja Morillo, fue condenado en un primer momento a 20 años de cárcel, aunque, una vez recurrido ese primer fallo, la sala de lo Penal del Tribunal Superior de Justicia de La Rioja rebajó la pena de 20 a 15 años de prisión.

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