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Hoy es un día grande para Irene Lavín. Esta mañana, a eso de las 12.30 horas, celebrará en la parroquia Valvanera de Logroño su Primera Comunión. Una jornada especial para ella, para sus padres, sus tíos, sus abuelos... Pero no solo para ellos. También ... lo será para un puñado de niñas y niños de la India y de Panamá. Ellos también celebrarán la Primera Comunión de Irene, pero lo harán más adelante, cuando reciban las bicicletas y las becas educativas para seguir con sus estudios. Porque, como Irene, su Primera Comunión será especial: ha decidido que sea solidaria, que nadie le haga ningún regalo y que, quien tenga intención de hacerle algún presente, introduzca el dinero que quiera en una hucha para colaborar en sendos proyecto solidario de la Fundación Vicente Ferrer y de Sercade.
«Hace dos años mi hermano Martín decidió que su Primera Comunión fuera solidaria y yo también quería que fuera así ya que hay niños que no tienen nada y les podemos ayudar. El objetivo es comprar bicicletas para que niños de la India puedan ir desde sus poblados hasta el colegio y entregar becas de estudio para niños necesitados en Panamá», explica la propia Irene, orgullosa de su decisión.
Su padre, Juan Antonio Lavín, explica que hace dos años escuchó en la radio que una niña de Zaragoza había decidido que su Comunión fuera solidaria, se lo planteó a su hijo y no tuvo ninguna duda. Ahora, con Irene, ha pasado lo mismo. «Mis amigos del colegio [estudia tercero de Primaria en el colegio Rey Pastor] ya lo saben y les parece bien», dice confiando en que cunda el ejemplo: «Me gustaría que más niños hicieran lo mismo. Cuando lo haces, te sientes muy bien porque sabes que les estás ayudando».
Irene sí tendrá fiesta. Será en Sorzano, en la casa que tienen sus abuelos. Allí acudirán todos sus invitados y se encontrarán con una hucha en la que, de manera voluntaria, depositarán la cantidad que ellos quieran. El dinero viajará directamente desde Sorzano hasta las dos organizaciones de ayuda a la infancia para sufragar parte de esos proyectos. «En la comunión de mi hermano consiguieron comprar 21 bicicletas (que se enviaron a la región de Kaliandurg, al sur del país) para que no tuvieran que andar muchos kilómetros a pie para poder estudiar». Ella, mientras tanto, seguirá disfrutando con Plástica, su asignatura preferida: «No hay exámenes», dice entre risas.
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