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Los agentes de la Policía Nacional son seres en movimiento por naturaleza. Prevenir, combatir y atajar el crimen, ayudar a las víctimas o preservar la paz social dependen en muchas ocasiones de una gran capacidad de reacción y hasta de anticipación. A pie, a caballo o sobre cualquier vehículo, los policías han tenido que bregar con todo tipo de situaciones.
La evolución ha sido enorme, no solo en prestaciones o motorización, sino también en imagen, colores o rotulaciones. El Ayuntamiento de Logroño acoge hasta este domingo una pequeña muestra de vehículos que recorre casi 70 de los 200 años del cuerpo. Estos vehículos históricos pertenecen al Museo de Automoción de Policía Nacional y constituyen un recuerdo para muchos agentes y para muchos ciudadanos. También para algunos delincuentes, que no recordarán con gratitud las escasas comodidades, por ejemplo, del histórico Talbot.
Con este modelo, la Policía comienza a asumir labores de patrullaje por las calles de las ciudades. Su uso preferente fue como vehículo de mando de las antiguas banderas móviles en las manifestaciones de los años 60-70, aunque se comenzó a usar en 1957 y dejó de emplearse en 1978. Con tres asientos adelante y cuatro atrás, podía movilizar siete hombres. Por cierto, su construcción se hacía en Linares.
Este modelo mantuvo permitió aumentar la capacidad de respuesta, disminuyendo el tiempo de reacción. Su uso se prolongó desde 1964 hasta 1976. Mejoraba las condiciones de los anteriores vehículos y ya contaba con los entonces más modernos sistemas de comunicación. También fabricación española.
Con este vehículo, junto con la modernización de las redes de telecomunicaciones de la Sala 091, se logra aumentar la repesencia en la calle y se implanta el concepto de prevención y proteccción. Está en vigor desde 1977 hasta 1988. Deja atrás una imagen de coche de época y se convierte en la imagen del cuerpo hasta que en 1988 aparecen los Citroen BX.
Casi veinte años de servicios en las calles (de 1982 a 1998). Es el ejemplo de una Policía Nacional en la que cambian los colores (su vida activa empezó de marrón para acabar en azul), la rotulación y también el espíritu. Coche pequeño y sacrificado, su versión más deportiva ofrecía velocidades altas para la época: hasta 165 kilómetros por hora, protagonizando persecuciones de película en los 80.
Casi 95 caballos y un motor alemán, lo importante de esta Mercedes era la capacidad de transporte. Un oficial y cinco policías podían ir dentro del vehículo y desarrollar operaciones, lo que resultaba muy importante cuando se necesitaba movilidad en grandes eventos, manifestaciones o acciones que requerían de muchos agentes. «Suponía la célula básica de actuación táctica policial en misiones de orden público», se le describe en la exposición.
AUX STEP FOR JS
La exposición también cuenta con vehículos actuales como motocicletas eléctricas o furgonetas de UPR, con un aspecto y unas prestaciones de última generación (en motorización, comunicaciones, detalles...) que los convierten en vehículos muy adaptados para los operativos, pero también más cómodos para sus ocupantes.
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Alfonso Torices (texto) | Madrid y Clara Privé (gráficos) | Santander
Sergio Martínez | Logroño
Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
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