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Agricultores de Agoncillo, Arrúbal, Ausejo, Alcanadre, Galilea, El Redal, Murillo de Río Leza, La Villa de Ocón y Ventas Blancas, entre otros pueblos, ocuparon este martes con sus tractores la carretera N-232 desde Recajo hasta los accesos al polígono industrial El Sequero desde las ... 05.30 horas. De esta manera, formando una cadena que provocaba un tráfico lento, incidieron en la entrada a las fábricas y el acceso y salida de Logroño. Algunos trabajadores del polígono y funcionarios que se trasladaban desde o a la capital riojana por la N-232 tardaron horas en llegar a sus puestos de trabajo.
La Guardia Civil controló como pudo la circulación, incluso con un dron, y desviando puntualmente a los tractores en las salidas hacia El Sequero, la AP-68, Agoncillo y el apeadero del tren en Recajo, y logró puntualmente aligerar el tráfico por partes, aunque si a primera hora el grueso del atasco se concentraba entre Agoncillo y Arrúbal, por el acceso al polígono de los trabajadores de los turnos de mañana (06.00-14.00 horas), cuando amaneció la retención se concentró en Recajo, en la entrada y salida de la LO-20 y la AP-68 con una sobresaliente fila de coches atascados, sobre todo en dirección Zaragoza, ya mezclados unos 150 tractores con turismos, camiones y furgonetas.
Óscar, agricultor de Ausejo que circulaba con su tractor a 2 kilómetros por hora por la N-232, reconocía que «queremos hacer fuerza en un punto estratégico como es El Sequero porque nos tienen cada vez más asfixiados, mientras que en otros países se permite el uso de productos fitosanitarios con los que a nosotros nos tienen abrasados». Detrás de él circulaba, a una velocidad si cabe aún más reducida, Luis Ángel Latorre, agricultor de Murillo de Río Leza, quien criticaba la burocracia de la Unión Europa, la falta de respeto de precios en la cadena alimentaria y a los sindicatos. «Que no nos vuelvan locos con tanto papeleo y nos dejen trabajar, vivir de lo nuestro. Ahora estamos trabajando por debajo de los precios de coste, está todo el sector machacado. Están trayendo casi todo el cereal de Ucrania», denunciaba Luis Ángel, subrayando que la protesta se había organizado de forma independiente, vía WhatsApp. «Casi todos estamos en contra de la movilización del día 13, que se hace tarde, a destiempo. Y muchos no salen hoy presionados», advirtió.
La crítica hacia los sindicatos era común, desmarcándose la mayoría de los agricultores de su próxima manifestación. «Nadie hace nada por nosotros, ni los sindicatos. Defendemos lo nuestro. Estamos importando de terceros países, sin ningún tipo de trazabilidad y utilizando productos prohibidos aquí hace 30 años porque dicen que son cancerígenos, cuando aquí estamos trabajando a pérdidas», advirtió Roberto Soto, agricultor de Ventas Blancas, que informaba a los compañeros a pie de carretera en la entrada de Agoncillo. Y Julián Cordón, agricultor jubilado (74 años) de Corera, cargaba contra los políticos. «Son todos unos mentirosos, incultos, macarras. Esto así no es: puedes estar todo el año trabajando para no ganar un duro», lamentaba Julián, que entró en Agoncillo para dar la vuelta y reincorporarse a la N-232. Ida y vuelta. Y así toda la mañana y parte de la tarde.
Luis Ángel Latorre
Agricultor de Murillo de Río Leza
Roberto Soto
Agricultor de Ventas Blancas
La lentitud en la circulación desesperó a algunos conductores de turismos y taxis que realizaron adelantamientos prohibidos, en línea continua y por la derecha, invadiendo el arcén. Alguno de ellos fue interceptado y sancionado por la Guardia Civil que, por otra parte, también detuvo a varios tractores, sobre todos a los que portaban conductor y acompañante, para comprobar que contaban con el necesario permiso de dos ocupantes en cabina. Pero, en general, hubo bastante comprensión y apenas se oyeron siquiera cláxones.
«Me parece bien que los agricultores luchen por lo suyo. Esto también debería servirnos para replantearnos la movilidad en los trabajos. Si lo piensas, es absurdo», comentó un trabajador de El Sequero. Desde la dirección de una de las principales empresas del polígono reconocieron que, salvo algunos empleados que habían tardado más de 2 horas en llegar desde Logroño, la jornada se desarrolló «con normalidad».
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