Un señor sin deudas

ANÁLISIS ·
El PP opta por Capellán para evitar lo que parecía inevitable: otra herida sangrante en las filas

Pablo Álvarez

Logroño

Martes, 4 de octubre 2022, 20:30

El PP estaba algo más que asustado. No citaré aquí las inmortales palabras de Luis Aragonés, pero seguro que alguno recuerda aquella antológica frase que tenía que ver con una pajita y un esfínter. Así estaban los 'populares', conduciendo un coche sin volante que se ... aproximaba irremediablemente a una pared.

Esa pared se llamaba Riojaforum. En aquel edificio ciclópeo empezó a perder el PP las elecciones en un congreso fratricida que sólo empeoró en los años siguientes. Con el partido encabronado en dos mitades, el espectáculo fue lo suficientemente malo como para dejarse el gobierno en unas elecciones, las del 19, que fueron bastante más reñidas de lo que algunos quieren recordar.

Por saltarse ese muro en Génova han tomado por la calle de enmedio, descabezando al partido regional y nombrando a un candidato a su gusto. Para eso han tenido que buscar a alguien que teniendo carnet y nombre no fuera, sin embargo, un «hombre del partido». Porque cualquiera con esa vitola estaría ya a estas alturas significado en esta extraña carrera en la sombra de los últimos años.

No, Capellán no es un hombre de partido. Por sus venas vuelan gaviotas sí, que ahí las metió su padre Patricio. Pero el histórico alcalde de Haro también metió otra cosa: una libertad de criterio que llevó al edil a ser de los pocos que se atrevían, en los tiempos heroicos, a decir «arre» cuando Pedro Sanz decía «so». Quizá recordaba Gonzalo el ejemplo de Patricio cuando, por allí por 2014, decidió salir volando hacia Londres cuando todo el mundo le situaba como sustituto de Sanz. En qué términos estaba planteada esa sustitución sólo lo saben ellos.

El caso es que llega Capellán sabiendo que le está haciendo a Génova un favor de los gordos. Eso siempre le da galones a uno, y también algo muy preciado en un candidato: libertad. «Los deudores son esclavos de sus acreedores», dice la Biblia, y Capellán, si es que finalmente termina con él el culebrón, no será esclavo de nadie.

Me supongo que en una parte del partido (la de Bretón, sin duda) esto sabrá a muerto. La duda gorda es cómo sentará en los votantes, cosa que no sabremos hasta mayo. Pero si me piden un vaticinio yo diría que a los votantes normalitos, los que se pierden en las peleas, quién sea el candidato no les importa tanto como que haya uno, lo haya ya y el partido deje de dar guerra. Luego, como casi siempre, Madrid tirará del voto en La Rioja.