El sector turístico riojano vive su segunda Semana Santa consecutiva de gloria. Si la de 2022 fue un éxito, tras los dos años previos durísimos, lastrados por la diabólica pandemia del covid, la de 2023 consolida la resurrección definitiva.
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Este domingo seguirá siendo difícil ... que los riojanos no crucen sus pasos con los de grupos de turistas que recorren desde la noche del miércoles las calles de los municipios que ejercen como principales focos de atracción. Un turismo que considera indispensable asegurarse la reserva de una buena mesa, en la que comentar admirado la fascinación despertada por sorpresas patrimoniales insospechadas o la confiabilidad inherente a una de las denominaciones de vino más prestigiosas del mundo.
Eso sí, la inmensa mayoría de quienes están visitando La Rioja durante este primer puente festivo del año procede de España. Más en concreto de la mitad nordeste peninsular. Además de los vascos, destacan los madrileños. El sector riojano lleva años sosteniendo que el turismo extranjero es una asignatura pendiente. Pero de forma más acentuada para el resto del año: la Semana Santa es, sobre todo, una festividad propiamente española y la 'pelea' está en atraer a ese turista nacional; al que duda entre sucumbir a la playa y el sol o buscarlo a los pies de las cumbres riojanas.
Superadas ya todas las limitaciones que impuso la primera epidemia global del siglo XXI, La Rioja se ofrece estos días al visitante como un cántaro que sacia la sed más ilustrada: la que reclama maridar el español con la gastronomía, el vino con los yacimientos celtibéricos y el Camino de Santiago, o los restos del paso de aguerridas legiones romanas con una naturaleza exuberante, colmada, en el arranque de la primavera.
Y en los cuatro puntos cardinales de la región: de Nájera a San Millán de la Cogolla, de Haro a Arnedo, de Ezcaray a Aguilar del Río Alhama o de las regias sierras a Logroño.
Los corresponsales de este diario lo certifican con sus crónicas y fotografías en el reportaje que el lector tiene este domingo entre sus manos, ya sea en las páginas de papel o en la edición digital a través de la pantalla de su terminal. La Rioja es todavía una incógnita para turistas que buscan una tregua en la estresante vida ordinaria y están dispuestos a dejarse llevar por una región que no defrauda. Pero poco a poco, no sin dificultades, empiezan a ser muchos más los que conocen esta región, se quedan con ganas de más y repiten porque La Rioja «es un lujo». María Caro ha tenido la oportunidad estos días de contactar con turistas de Valencia, Pamplona, Asturias y Barcelona, que han visitado el Barrio de la Estación de Haro y han disfrutado de catas en diversas bodegas.
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Por su parte, Ainhoa Pablo ha sido testigo del deslumbramiento que provocan en los visitantes la inexcusable gira a los monasterios de San Millán de la Cogolla, que este puente multiplican la afluencia de visitantes, y el recorrido por la Nájera monumental y medieval, cuyo paseo asemejan algunos a «un cuento».
También las entrañas de La Rioja capturan a los visitantes. Los que Ernesto Pascual encontró en los Cien Pilares. Y, cómo no, una de las cumbres más bellas de La Rioja, la Sierra de la Demanda, donde Javier Albo pudo entrevistar a los madrileños Elena y Félix y a sus dos hijos.
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Pero este turismo del presente también contempla absorto el pasado de La Rioja. Sanda Sainz ha entrevistado a una familia de San Sebastián en el yacimiento celtibérico de Contrebia Leucade en Aguilar del Río Alhama.
Y Logroño. Cómo no Logroño. Diego Marín ha conocido a una familia de Valencia en la archifamosa Laurel y la visita no ha defraudado las expectativas que habían depositado.
Estos turistas y otros cientos como ellos (ya habrá momento para escrutar los datos definitivos de la primera campaña de 2023) apurarán entre hoy y mañana sus escapadas a La Rioja. Y el objetivo del sector riojano (casas rurales, hoteles y campings) es fidelizar a los visitantes incondicionales y que los nuevos, los que por primera vez han descubierto La Rioja esta Semana Santa, la revisiten más veces porque, aunque pequeña, ofrece un sugestivo catálogo de actividades para disfrutar y desconectar.
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Ayer parecía San Mateo con La Laurel abarrotada. Marita Cuerda disfrutó de las tapas junto a su marido, cuñados, sobrinos e hijos, en total, once turistas llegados desde Valencia. «Conocemos La Rioja desde hace años y nos gusta mucho», explica Marita. El lunes regresarán, después de haber visitado Las Viniegras, Canales, Mansilla, Ortigosa... Curiosamente, nunca antes habían disfrutado de La Laurel. «Como tiene mucha fama la calle y no habíamos estado nunca, hemos venido y nos ha gustado mucho», explicó Marita. A su sobrina María López, en su 12 cumpleaños, lo que más le gustó fue el ambiente y el bocadillo de jamón con queso. diego marín a.
En el Barrio de la Estación de Haro confluyen personas de todos los puntos de España. El viernes participó en una de las primeras visitas a Bodegas Muga un variopinto grupo de turistas encantados con La Rioja. Llegados desde Asturias, Valencia, Pamplona y Barcelona, admitían que habían venido a la comunidad riojana, principalmente, por la gastronomía y el vino, aunque también por su entorno natural y patrimonio. Algunos reconocían que ya habían recorrido la región en otras ocasiones, incluso repetían en su visita a Haro. «Aquí se come y se bebe de maravilla, es un lujo», manifestaba uno de los visitantes. «Para nosotros es la primera vez, pero seguro que volveremos», aseguraba una pareja. maRía Caro.
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Los Monasterios de Yuso y Suso, en San Millán de la Cogolla, son de esos lugares de La Rioja en los que se encuentran turistas en cualquier época del año, pero en Semana Santa, la afluencia de viajeros se multiplica. José Antonio regenta una tienda de artesanía a los pies de Yuso, y comenta que «estos días son siempre los más potentes, cuando más gente viene». Es el caso de esta familia de Bilbao, que ha aprovechado estos días de fiesta para venir a La Rioja. «Tenemos casa en Villalobar de Rioja, y estaremos toda la semana por aquí, visitando varios pueblos y haciendo excursiones», explican. El jueves por la mañana fue el turno del Monasterio de Yuso, el cual para la mayoría de estos bilbaínos era un «descubrimiento». Esta familia planeaba visitar otros lugares riojanos y, sobre todo, probar su gastronomía. ainhoa pablo
Bienvenidos a la joya de nuestro patrimonio rupestre!». Fue el saludo de la guía Laura Moreno al grupo de visitantes que se adentraba en el complejo de la Cueva de los Cien Pilares, que en esta Semana Santa llenan las visitas guiadas desde la oficina de turismo de Arnedo. «Nos han hablado muy bien de las cuevas», comentaba el grupo de Inma llegado desde la Villa de Ocón. La mayoría de los participantes iban a dedicar el día, en concreto el Jueves Santo, a Arnedo. Cuevas, ajos asados, calzado y el Arena Fest eran sus principales motivaciones. De Murchante, Calahorra, pero también Melchor de Cantabria o Yolanda de Baracaldo. «Estamos hasta el lunes en La Rioja, recorriendo distintos puntos», relató. e. pascual
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En Aguilar del Río Alhama se ofrece en Semana Santa un horario especial para realizar la doble visita que incluye el yacimiento celtibérico de Contrebia Leucade con guía y el centro de interpretación. Acuden muchos turistas de La Rioja y de otros lugares del país, e incluso han tenido que doblar turnos el viernes, sábado y domingo ante la elevada demanda existente. En algunos casos regresan después de muchos años para comprobar la evolución de las excavaciones. «Impresiona por sus dimensiones y llama la atención el sistema defensivo», comenta un grupo familiar formado por Aitziber y Juan Ignacio y sus hijos Irantzu y Urtzi; y los tíos José Javier y Fernando. Aitztiber y Juan Ignacio destacan el avance en las excavaciones respecto a una anterior visita que hicieron hace unos veinte años a esta joya del patrimonio riojano. Están alojados en Ablitas y aprovechan para recorrer desde allí diferentes lugares. s. s. j.
Parece que el que pasa por Nájera, repite. Es el caso de los padres de dos familias, una de Madrid y otra de Barcelona, que estuvieron este viernes en la ciudad, tras haber pasado por ella hace años cubriendo el Camino de Santiago. Este año, ambos han aprovechado las vacaciones de Semana Santa para volver y conocer la ciudad con sus familias, gracias a la visita monumental, en la que conocieron parte de la historia najerina. «Nos ha parecido muy interesante, nos la han ido narrando como un cuento», explican. «Es una oportunidad de volver y profundizar más en el territorio, y conocer desde aquí toda la zona», matizan. ainhoa pablo
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De Madrid... a Ezcaray. Naturaleza y paseos para Elena, Félix y sus dos hijos, que, aprovechando la bonanza meteorológica, se han dejado caer por la 'Primera villa turística de La Rioja' para disfrutar de sus bondades. Tienen casa en la localidad. Ella ya acudía de niña con sus padres y ahora con sus niños. «Nos gusta pasear mucho. La diferencia con Madrid es que sales y puedes caminar en cualquier dirección y lo disfrutas», cuenta ella. «Aquí estamos muy cómodos con los niños, porque montan en bici por cualquier lado, caminan, corren... Tienes un río a mano o subes a una montaña sin tener que hacer una gran ruta. En una ciudad esto no lo tienes», añade. Se quedarán hasta mañana, para ver hoy las Aleluyas. «Yo las disfrutaba mucho cuando era pequeña y se lo quiero transmitir a mis hijos», dice Elena. Javier albo
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