«La semana que empezaba el colegio no dormía por miedo; sabía que algo le iba a pasar»

A pesar de que trató de aplacar estos incidentes, el acoso no hizo más que empeorar. De hecho, no hubo un solo día en el que el pequeño no regresara a casa sin sufrir algún incidente. Entre todos los episodios dramáticos, destaca que hubo un día que salió del comedor con un fuerte dolor en la muñeca. «Le llevé a Urgencias y resultó que tenía un esguince por un empujón». Pero esta no fue la única agresión que tuvo que sufrir en la escuela. «Le encerraban en el baño, le rompían las gafas, le empujaban...».

Hasta que hubo un día en el que el acoso trascendió las barreras del propio centro. «Había un niño que no era de su colegio y que, en cuanto le veía por la calle, le pegaba y le daba un balonazo». «Un día me llamó porque se había tenido que esconder en el portal a oscuras porque le estaba esperando este niño con otros dos más para pegarle», dice angustiada.

Un duro calvario que le generó temor a ir al colegio. «La semana que empezaba el cole no dormía porque tenía miedo, estaba angustiado porque sabía que algo le iba a pasar». Como padres, también resultó muy angustioso. «Cuando viene a casa lo primero que hago es ver cómo me contesta. Si llega con cara de enfadado, ya sé que le ha pasado algo». Hace una semana, sufrió la última agresión por parte de un compañero que «le estuvo pegando hasta después del instituto». Desde el centro han tomado medidas, pero, asegura, lo que hace falta es que «cambie la actitud y aprenda a ponerse en el lugar del otro».