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CARLOTA SORIANO
Martes, 19 de julio 2022, 02:00
En agosto se cumplirá un año de la entrada en vigor de la polémica 'ley rider', que prometía una mejora en la contratación de ... los repartidores de las plataformas digitales. La normativa, sin embargo, ha causado nuevos problemas: seis riojanos, dentro de un grupo de 35 repartidores de diferentes ciudades de España, llevarán a la empresa Uber Eats a juicio el próximo enero.
Dani Ramírez, repartidor que cumple ya tres años en el servicio a domicilio, explica que cuando entró en vigor la nueva normativa, la plataforma de Uber se «bloqueó sin previo aviso». Lo que estaba sucediendo era que, al no poder contar con autónomos por la nueva ley, Uber empezó a trabajar con una empresa subcontratada que sería la que se iba a encargar de contratar a los repartidores «y con la que lavarse las manos». «Todos pensamos que nos iban a coger directamente, porque ya estábamos trabajando para Uber, pero no fue así. Si queríamos seguir trabajando con ellos, teníamos que entrar con la flota y volver a pasar por todo el proceso de contratación», añade Dani.
Otros repartidores han preferido no dar su nombre, pero todos relatan lo mismo: están demandando a la empresa por despido improcedente. «No pueden echarnos así», se queja Marcos (nombre ficticio) . «No han alegado –añade– ninguna causa ni ningún motivo. Legalmente seguimos trabajando porque no nos han notificado lo contrario».
Dani Ramírez Repartidor
Marcos (nombre ficticio) | Repartidor
Antes de la entrada en vigor de la 'ley rider' el proceso era sencillo: los repartidores se daban de alta como autónomos, subían los documentos a la plataforma y ya podían empezar a funcionar. Ahora las cosas se han complicado. Ya no sirve subir unos papeles a una web, sino que tienes que entregar un currículum y pasar una entrevista, como en un trabajo convencional. Ramírez, que trabaja tanto en Glovo como en Delivers, la empresa subcontratada por Uber, puede trazar la evolución de ambas plataformas. «Cada uno de nosotros vivimos el trabajo de 'delivery' de una manera, y la experiencia depende de cada persona pero, para mí, la situación está mejor ahora». Aunque Glovo siga funcionando con autónomos, tener un sueldo base ayuda a los 'riders': «Tenía que hacer muchos pedidos para ganar algo de dinero, porque encima tenía que pagar los gastos del vehículo, la seguridad social, los trimestrales...», explica. Ahora, al estar contratado, vive con una tranquilidad que antes no tenía. «A los autónomos de Glovo les queda poco», afirma.
La situación en Logroño es de una escasez de pedidos, algo que, sumado a la gran cantidad de repartidores que hay en las diferentes empresas que operan en la ciudad, ha causado despidos y recortes. «Han entrado muchos autónomos nuevos, por lo que llegan pocos encargos. A los que entran ahora en Glovo solo les dejan repartir los fines de semana, y en nuestra plantilla nos quieren recortar las horas de trabajo». Tras más de 10.000 pedidos desde 2019, el repartidor concluye que la situación «se ha descontrolado».
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