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Lo que comenzó como una movilización convocada en las redes sociales contra el Gobierno por el cierre del actividad económica a las 20 horas en El Espolón para apoyar supuestamente a la hostelería y a los autónomos acabó como el rosario ... de la aurora, con siete policías heridos, al menos seis personas detenidas y numerosas identificaciones, así como importantes daños materiales en mobiliario público y privado.
El espectáculo, durante prácticamente dos horas hasta el toque de queda, fue dantesco, con al menos dos centenares de jóvenes arrancando árboles, destrozando papeleras, volcando y quemando contenedores en el centro de la capital e incluso rompiendo escaparates y robando en actos de pillaje en el interior de algún comercio, como el de Lacoste de Doctores Castroviejo, de donde se llevaron la caja registradora, las prendas del escaparte y multitud de género del interior.
Había precedentes de importantes disturbios en la noche anterior en Burgos y Barcelona y, de hecho, la pretendida manifestación pacífica apenas duró unos minutos, ya que cientos de jóvenes comenzaron a arrojar latas de cerveza, petardos, bengalas y cohetes a los grupos de la Policía Nacional que custodiaban la Delegación de Gobierno.
A pesar de varias cargas policiales, primero con el lanzamiento de pelotas de goma al aire y luego a los manifestantes, los agentes no pudieron disolver a un notable, en número, grupo de agresivos, y muy jóvenes, manifestantes –acompañados incluso de nutridas cuadrillas de adolescentes–, que la tomaron con la arboleda y contra los murales de la exposición fotográfica de paisajes riojanos del paseo y que derribaron a modo de barricadas.
De hecho, algunos hosteleros y autónomos, que también los había en la manifestación (unas 400 personas), se apartaron a la acera de Muro de la Mata para contemplar un dantesco espectáculo que iba creciendo progresivamente en violencia con el lanzamiento de adoquines arrancados del pavimento y nuevas cargas policiales.
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Varias furgonetas se adentraron en El Espolón y los manifestantes se distribuyeron por la calle Vara de Rey, por la plaza de La Paz y por las peatonales de Calvo Sotelo y Doctores Castroviejo. La violencia se intensificó con el volcado y quema de contenedores e incluso con el destrozo de escaparates para el pillaje: «Eso no, cagüen Dios, eso no..., esta manifestación no era para esto», gritaba alguno de los grupos de chavales, quienes, ni cortos ni perezosos, arrasaron la tienda Lacoste.
La calle Doctores Castroviejo, de hecho, sufrió importantes destrozos ante la actuación de estos grupos salvajes, que incluso se enfrentaron en ocasiones entre ellos mismos y contra vecinos lanzando piedras a quienes, atónitos desde sus balcones, les pedían que no destrozasen el mobiliario.
La Delegación del Gobierno exculpó anoche mismo a los hosteleros de los graves incidentes asegurando que el origen de los disturbios fue «la irrupción de unos 150 radicales» en la concentración que se había citado ante la Delegación del Gobierno.
En la misma línea, la hostelería riojana, en su conjunto, emitió ayer noche un comunicado de «repulsa a los actos acontecidos a última hora de la tarde del sábado en el centro de Logroño y en otros rincones de la región». Los hosteleros insisten en trabajar con las autoridades para lograr «una vuelta segura y definitiva a la actividad de todos».
La presidenta de La Rioja, Concha Andreu, calificaba en Twitter de «intolerable» lo sucedido en Logroño y hacía un «llamamiento a la responsabilidad y al respeto».
La presidente recordaba que «estamos ante una crisis sanitaria extrema luchando contra una pandemia».
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