Las claves de un traslado diseñado al milímetro

El traslado de una obra de arte siempre es un asunto extremadamente delicado. Y el exclusivo conjunto logroñés va a recibir un trato exquisito. Desde Sevilla se está gestionando ese viaje cuya fecha es secreta. Será a través de una agencia especializada en obras de arte, que enviará a Logroño un camión preparado ex profeso para esta mudanza temporal. El vehículo, con una suspensión extremadamente blanda y juntas de neopreno, portará una caja de madera igualmente desarrollada para este traslado y enganchada a la plataforma del vehículo. El Cristo Yacente viajará dentro del Santo Sepulcro.

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LA RIOJA

Las cargas se van a realizar a mano «exactamente igual que al pasar la imagen a las andas» en Semana Santa, explica Rioja. Y habrá seguridad. «Es uno de los flecos que quedan por cerrar», añade, ya que desde Sevilla se está gestionanado si va a ser seguridad privada o pública. Y sin olvidar que todo el traslado contará con una póliza de seguros acorde al valor de la pieza, en una cifra que Rioja no quiere desvelar pero que señala como «muy importante».

Porque el Santo Sepulcro, además del valor religioso y artístico, también tiene un valor económico. «Incalculable», zanja el cofrade mayor. «No tiene precio porque no lo puede tener. Por ejemplo, el carey, uno de los materiales del Santo Sepulcro, ya no se comercializa. ¿Cuánto vale? Pues no se sabe», incide.

El objetivo es que la obra esté en Logroño para el Domingo de Ramos, ya que la procesión de esa jornada tan especial sale de la Capilla de los Ángeles de la concatedral. Y que vuelva tal y como está. Y, para eso, la labor de los fotógrafos será clave.

Los miembros de la cofradía sacarán el conjunto del retablo a mano y se fotografiará detalladamente antes de ser embalado. Una vez que llegue a Sevilla, se procederá a otra sesión de fotografía para velar porque en el transporte no haya habido ni un solo rasguño. Tras la exposición se fotografiará detalladamente otra vez antes de volver al camión y, ya en Logroño, una nueva sesión para completar las cuatro exigidas. Si hay algún problema durante este mes de periplo, el seguro debe saber dónde está la responsabilidad (y la Cofradía, también, para exigir una indemnización, si es menester).

Todo este trabajo servirá para que miles de personas conozcan y disfruten de una obra que, desde finales del siglo XVII embellece La Redonda. Y para que algunos, como David Rioja o los miembros de su cofradía, también padezcan un poco. «La verdad es que cada vez que sale del retablo sufrimos bastante... Casi estoy deseando que vuelva ya», asegura entre risas.