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Los expertos alpinistas saben bien que el momento más peligroso de toda expedición es el descenso. Después de hollar cumbre, la cuesta abajo se convierte en un desafío que puede acabar muy mal si el montañero pierde la concentración. Tras cuarenta días largos de ... confinamiento, España afronta la llamada «desescalada»: una difícil vuelta a la normalidad (o a algo ligeramente parecido a la normalidad) en la que se trata de ir encontrando un equilibrio casi mágico entre la preservación de la salud y la recuperación de la actividad económica. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, señaló las cuatro fases en las que se dividirá esta etapa, pero evitó ponerles fecha. En cada lugar se avanzará a ritmo diferente según un haz de indicadores (epidemiológicos, sanitarios, sociales, económicos) cuyos umbrales tampoco se han explicitado.
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Sánchez anunció que la desescalada se organizará por provincias. Sin embargo, en La Rioja, el embate del virus ha sido muy dispar. El Gobierno autonómico no informa sobre la afectación por municipios, pero sí por zonas de salud y un simple vistazo sirve para comprobar que la situación de Santo Domingo no tiene nada que ver con la que viven en los Cameros, Arnedo o Alfaro. Consciente de esa diversidad, la consejera de Salud, Sara Alba, anunció ayer que su departamento iba a solicitar al Gobierno central la aplicación de una desescalada asimétrica dentro del propio territorio autonómico: «El comportamiento de la epidemia ha sido desigual, así que vamos a trasladar esa posibilidad al Ministerio. Tendremos que explicarlo y justificarlo bien».
El plan para la desescalada anunciado por Sánchez también limitaba mucho, al menos en las primeras fases, la movilidad entre provincias. Una circunstancia que podría complicar la comunicación con La Rioja Alavesa y con la Ribera navarra. Alba se mostró partidaria de solicitar al Ministerio que flexibilice este requisito de movilidad que resulta «estratégico» para La Rioja, dado el gran número de personas que viven a un lado del Ebro y trabajan en la orilla opuesta.
De todos los indicadores que guiarán la desescalada, las autoridades vigilarán con especial atención los epidemiológicos. El director general de Salud, Enrique Ramalle, subrayó que La Rioja presenta un buen comportamiento en general y señaló dos índices en particular: el número básico de reproducción (que mide a cuántas personas contagia un infectado), que se encuentra en 0,88; y la tasa de crecimiento de la epidemia, que acumula un descenso del 6%. Fernando Simón explicó que el número de reproducción debe estar «claramente por debajo de uno», pero puntualizó que además habrá que tener en cuenta otros muchos factores, como la capacidad del sistema sanitario.
En cualquier caso, la consejera Alba reclamó «disciplina, calma y paciencia» y enfatizó que este difícil descenso exige una alta dosis de responsabilidad individual. «Al 'todo va a salir bien' yo le añadiría el 'vamos a hacerlo bien' porque si no fracasaremos», remachó Ramalle.
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