El Ministerio desoye a las comunidades e impone las mascarillas en centros sanitarios

La bronca entre el Ministerio y las comunidades había comenzado por la mañana, durante la reunión del Consejo Interterritorial de Salud. Mónica García trató de convencer a las regiones de la necesidad de volver al uso obligatorio de mascarilla, algo que fue rechazado por la mayoría de las comunidades, no solo del PP. Tampoco el País Vasco, Navarra o Castilla-La Mancha lo contemplaban. La consejera vasca, Gotzone Sagardui, se enfadó con la ministra por convocar el Consejo sin seguir los cauces ordinarios y sin presentar informes científicos que avalaran su postura.

Tras la tensa reunión, la mayoría de las comunidades, entre ellas La Rioja, decidieron recomendar el uso de mascarillas en centros sanitarios y escolares, pero sin exigir su cumplimiento. La consejera, María Martín, entendía que las tasas de contagio todavía no justificaban la medida. «No debe ser algo impuesto, sino ligado a la incidencia del virus. Las tasas que se han registrado en Cataluña, Valencia y Murcia han aconsejado su implantación, pero La Rioja no está en ese caso». Martín apostaba por la «educación» para utilizar la mascarilla en entornos especialmente expuestos o cuando uno sufra los primeros síntomas de la gripe o de cualquier otro virus.

Al acabar la reunión del Consejo, solo seis autonomías, Comunidad Valenciana, Murcia, Cataluña, Aragón, Asturias y Canarias, decidieron obligar al uso de mascarillas en todos los centros sanitarios y residencias. Las tres primeras ya habían tomado su decisión antes de la celebración del consejo interterritorial. La Rioja y otras cinco comunidades, Galicia, Cantabria, Navarra, Castilla-La Mancha y Euskadi, se limitaban a pedir el uso de las mascarillas en centros sanitarios y residencias como recomendación y cinco más, Madrid, Andalucía, Baleares, Extremadura y Castilla y León, solo aconsejaban el uso de cubrebocas a los ciudadanos que tuvieran síntomas de infección respiratoria.

Esta diversidad autonómica acabará este miércoles, en virtud de la expeditiva y muy controvertida decisión del Ministerio de Sanidad, no tanto por la conveniencia del uso de las mascarillas, que era reclamado por profesionales y sociedades médicas, como por el desprecio a las competencias autonómicas.

La consejera de Salud, María Martín, reprochó a la ministra, Mónica García, haber hablado de «colapso»: «Ni una sola de las comunidades autónomas presentes ha reconocido que hubiera colapso en sus sistemas sanitarios. Esa palabra lleva a una alarma necesaria y no es verdad». La responsable de la sanidad riojana sí reconoció «saturación» en un día concreto, el 2 de enero: «Eso sucede siempre con los picos de gripe, cuando de una semana a otra se duplican casos. Para eso están los planes de contingencia».

En La Rioja, tras la súbita congestión en el servicio de Urgencias del Hospital San Pedro, con pacientes esperando en camillas en los vestíbulos durante horas y las ambulancias paralizadas, se tomó la decisión de duplicar las camas en la séptima planta del San Pedro y de agilizar las altas de los pacientes menos graves. «En este momento los datos de gripe A no son superiores a los de cualquier año prepandemia. En La Rioja son similares a los del año pasado», subrayó María Martín. El 2 de enero se atendieron en Urgencias a 438 pacientes: «En esa misma fecha, el año anterior hubo 478 asistencias y al inicio de la gripe llegó a haber 566; no hemos llegado a límites como para alarmar de esta manera a la población. Lo que hay que estar es preparados para absorber esos picos cuando se produzcan».

La directora general de Salud Pública, Eva Martínez, avanzó las cifras consolidadas de la última semana del año pasado, con una incidencia en infecciones respiratorias agudas de 1.233 casos por cien mil habitantes. Aunque los nuevos datos, correspondientes a los primeros días de 2024, aún no están cerrados, Martínez supone que podría darse una estabilización o incluso un descenso. «Probablemente estemos llegando al pico», señala.