La Rioja roza el 75% de su población total vacunada con la pauta completa. Y también el 80% con al menos una dosis. Es toda una hazaña, si se tiene en cuenta que han pasado apenas ocho meses y medio desde que se puso ... la primera vacuna COVID.
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Un proceso rapidísimo y con una logística compleja que se ha ido reinventando a cada paso. Y a pesar de eso, se diría que lo que ha pasado es lo más fácil: poner todas las dosis que fueran llegando a una población que estaba deseosa de recibirlas. O que lo tenía más o menos sencillo.
Ahora toca llegar lo mas cerca posible del imposible 100%, y la consejería de Salud es consciente de que la estrategia debe cambiar. Se tata de 'ir a la caza' del no vacunado. «Sí, es una buena definición», explica Noemí Marauri, directora de Enfermería de Primaria y Emergencias del Seris. «Nuestro mayor objetivo es aumentar todo lo que podamos el porcentaje de vacunados. Necesitamos que todos los que quedan pendientes, por el motivo que sea, se vacunen».
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Y para eso ya no vale lo anterior: los sistemas automáticos de llamada o la autocita. Ni siquiera los lugares sin cita previa, como el centro de vacunación del CIBIR, que ayer ya no estaba operativo. «La previsión era que iba a tener más flujo», admite Héctor Ruiz, director general de Emergencias. «Eso sí, tras los primeros días hubo un goteo constante, y creemos que cumplió su objetivo».
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Ese «ir a la caza» implica, primero, «identificar a todos los grupos sin vacunar y pensar acciones específicas, casi personalizadas, para llegar a ellos», cuenta Marauri.
La primera, que se pondrá en marcha este lunes, está dirigida a un colectivo específico, los universitarios, que contarán con un dispositivo especial en Riojafórum». O más bien de la segunda, porque algún otro colectivo especial ya ha tenido un acercamiento propio. «Con las embarazadas, por ejemplo, hicimos campaña entre las matronas y los centros de salud, informando de la seguridad de las vacunas, y ha funcionado muy bien».
A partir de ahí, toca el contacto personal. Salud tendrá que ir paciente a paciente, llamando e intentando convencer. «El ritmo de vacunación va a bajar», asume la responsable de Enfermería. «Hasta ahora hemos estado muy condicionados por la disponibilidad de dosis. Pero ya tenemos muchas más, y el problema es otro».
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Lo cual puede ser frustrante. «Ahora tendremos que hacer muchos esfuerzos para pequeños resultados», asume. «Pero cada persona que se vacune suma mucho más», subraya.
Eso, al menos mientras llega la siguiente frontera de vacunación, la de los niños de 6 a 11 años. «Eso será otro gran reto», reconoce Marauri. Pero también es optimista, y cree en la posibilidad de que los colegios sean el lugar adecuado.
«Ya hay mucha experiencia en La Rioja sobre vacunación en los colegios», recuerda. Llevamos toda la vida haciéndolo, con tasas altísimas, de las más altas de España».
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