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El amor por la historia traspasa fronteras. Durante años miles de arqueólogos han buscado bajo tierra los vestigios de antiguas civilizaciones con lo que dar respuesta al modo de vida de las épocas más primitivas. Una apasionante disciplina que sigue atrayendo a personas de todas las edades, hayan cursado estudios relacionados con la Historia o no; como las que este mes de julio se encontraron en el primer Campo de Trabajo Calagurris-UNIR 2022.
Durante 12 días, miembros de la comunidad educativa y personas interesadas en la arqueología de comunidades como Madrid, Andalucía, País Vasco, Cataluña y La Rioja se pusieron manos a la obra excavando el pasado romano calagurritano. Esta actividad de verano congregó a un total de 19 participantes, de diferentes perfiles y edades, que se adentraron en los yacimientos de la Villa Romana de La Clínica y en la muralla de la calle de los Sastres.
Algo diferencial de este campo de trabajo, que se ha desarrollado en colaboración con el Ayuntamiento de Calahorra, es que los participantes pudieron actuar en excavaciones arqueológicas reales. «Íbamos con la idea de que el trabajo dentro de los yacimientos iba a ser algo más superficial pero desde los primeros días comenzamos a limpiar esqueletos que estaban localizados e incluso descubrimos un cráneo del que aún no se tenía constancia. Fue algo muy impactante para nosotros ya que encontramos un resto óseo nada más empezar», relata Jon Saitua, uno de los 19 participantes del campo de trabajo que participó en la excavación de La Clínica.
Otra de las estudiantes que cogieron el pico y la pala en La Clínica fue Haizea Cantizano, una joven malagueña que aterrizó en La Rioja buscando ampliar sus conocimientos en la materia. «Esta experiencia ha permitido que crezca tanto en lo académico como en lo humano. Es una oportunidad única con la que he podido conocer y aprender con gente increíble». Y es que además de excavar, este campo de trabajo ha conseguido juntar a personas de diferentes edades creando una «pequeña familia en torno a la arqueología», asegura el calagurritano Javier Ortega, de 20 años.
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Marta Hermosilla Garrido
Pero esta actividad de verano no solo ha congregado a estudiantes tanto de Historia como de Historia del Arte, sino que además hubo presencia de varios profesores que quisieron aplicar sus conocimientos. Antonio Jorge López, docente del Máster Universitario en Gestión del Patrimonio Cultural y Natural de UNIR, fue uno de ellos. Su motivación: tener una visión práctica y global de lo que es valorar un activo patrimonial de esta índole considerando que este tipo de experiencias podrían servir de «revulsivo para el turismo y la actividad económica de Calahorra».
Esta experiencia, que se completó con visitas a museos y localidades riojanas cercanas, ha sido un éxito para todos aquellos que disfrutaron durante 12 días de la Arqueología en su plena esencia. De ahí que la gran mayoría de participantes y organizadores estén pensando ya en volver el próximo año a continuar con un trabajo aún inexplorado. «Queremos volver, queremos reencontrarnos y seguir descubriendo el pasado romano de Calahorra», finaliza ilusionada Haizea.
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