Y cuando abrimos los ojos, la Consejería de Participación seguía ahí. Ya casi nos habíamos olvidado de su titular para solaz, supongo, del Palacete. Que ha conseguido que los riojanos ni nos acordemos de que hay ahí una consejera sin más atribuciones que votar que ... sí en el Parlamento, y a la que mantenemos desde hace ya casi cuatro años. Con puntualidad en la abultada nómina y resultados transparentes. Invisibles, diría.
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Sí, casi nos habíamos olvidado de ella, lo cual no es difícil, dada su presencia pública tirando a nula. Pero hete aquí que el martes Raquel Romero reapareció, si bien no en persona, y ya de paso nos recordó qué clase de política tiene resguardada bajo su manto la presidenta Andreu: una peligrosa nulidad con tendencia al infantilismo. Pero también nos desveló hasta qué punto Romero & Co van por libre.
Recapitulemos. A Romero la echaron de Podemos por, entre otras cosas, no pagar la parte de su sueldo que debería dar a su partido. Ella dijo entonces que en realidad se la fumigaban por ser «yolandista», una mentira tan tierna que solo se creyeron los muy muy dispuestos. O ni esos. No se la vio, por ejemplo, cuando la vicepresidenta estuvo de escucha por aquí.
El caso es que una vez expulsada de su partido se convertía en tránsfuga. Y acabó despedida del Grupo Mixto a instancias de su compañera de coalición, Henar Moreno (IU), que no la traga (es mutuo) casi desde el mismo momento en que se conocieron.
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Vale. El caso es que este martes la dirección de comunicación de la Presidencia del Gobierno de La Rioja emitía una nota de prensa de lo más rara. En ella se daba cuenta de que el Constitucional admitía a trámite la petición de amparo de Romero contra esa decisión de echarla del Grupo Mixto del Parlamento. Lo cual ya de por sí es insólito, porque no debería ser el Gobierno quien dijera eso. Pero si uno leía la nota, en la que se personalizaba en Moreno y en la que se hacían juicios de valor aún más duros sobre aquella decisión de los grupos políticos, la nota dejaba de ser rara para convertirse directamente en estupefaciente. Era el Gobierno de La Rioja cargando contra el Parlamento, dando por hechas sentencias judiciales y de paso soltándole una colleja a su aliada de IU, indispensable en todas las votaciones.
Vox populi es que las relaciones entre Andreu y Romero no son de amistad fraterna, pero en lo político nada justificaba semejante andanada. La nota, claro, venía de Romero, y salió al aire aparentemente sin filtro.
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Así que la reacción de Moreno cuando vio la cosa tuvo que ser para verla. Dio un portazo, dejó en el aire la Ley de Acompañamiento y se acordó de todo lo más barrido. Por menos de eso la presidenta ha hecho volar cabezas, pero la consejera de Participación está más blindada que cualquier socialista. Eso sí, es curioso su acceso a los canales de comunicación de la Presidencia, aunque es de suponer que en el Palacete ya habrán aprendido: Romero sigue ahí, y dejar una pistola al alcance de un niño es mala idea.
Miércoles | Fútbol
Uno ya debería estar aprendido, después de tantos mundiales. Solo una alegría entre tantas decepciones debería habernos enseñado a no sufrir. Pero aún así nadie nos libró (al menos a un servidor), del fogonazo depresivo cuando Marruecos mandó a España a pastar a la vía.
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He de decir sin embargo que en esa pequeña desolación se coló, para mí, una minúscula cantidad de satisfacción. Ese día, lo mismo que el sábado ante Portugal, lo mismo que el miércoles ante Francia, las redes sociales españolas se llenaron de un racismo antimarroquí que daba mucho (pero mucho) asco. «Leña al moro», se llamaba un 'trending topic' (uno de los temas más populares del día) cuando España iba a jugar con Marruecos, en ese Twitter que desde que manda Musk es aún más un precioso espejo de lo más vomitivo del ser humano.
Y qué quieren que les diga. Uno lee los currículos de los jugadores marroquíes (muchos de ellos nacidos en la emigración, alzados desde la pobreza casi absoluta) y a la vez oye los rebuznos de quienes les insultan y no tiene dudas en elegir bando: esa España merece perder siempre.
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Hoy | Esperanza
No tiene Logroño mucha consideración por su patrona, la Virgen de la Esperanza. Su homólogo masculino tiene fiesta grande, pero a ella no le reserva el calendario ni un triste festivito. Este año al menos cae en domingo, hoy.
Así que ya que estamos, que me perdonen el resto de los riojanos por reservar esta esquinita para felicitar a mis vecinos. Y para decirles que tenemos una ciudad que, creo yo, está entre las cosas de las que uno puede sentirse orgulloso. No es perfecta, cuál lo es, pero hay en su tranquila vida provinciana un ramillete de cosas bonitas, de buena gente y de tranquilo pasar el mundo. Que ustedes lo vean muchos años.
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