«Me rodeo de personas con ideas»

A aquellas clases universitarias de deporte adaptado le siguió después un periodo de prácticas laborales en el Centro Estatal de Daño Cerebral Adquirido, donde conoció las terapias de rehabilitación en personas que habían sufrido un ictus o traumatismos craneoencefálicos severos. Y es ahí, cuando empezó a ver que hay gente con discapacidad que quiere hacer deporte, pero que no encontraba una oferta clara.

El primer paso del camino hacia su proyecto empresarial llegó en el 2011 al fundar un club deportivo para que «las personas del centro de rehabilitación o de otros centros vinieran a pabellones municipales a hacer deporte con nosotros», explica. Empezaron con 7 socios y a día de hoy cuenta con 320 inscritos. «Veíamos las mejoras que estaban consiguiendo y nos pusimos a investigar», continúa Marta, que paralelamente al desarrollo del club realizó su tesis doctoral sobre deporte adaptado.

El club seguía creciendo y pronto «nos dimos cuenta de que había más demanda, otros perfiles que buscaban mejorar la salud a través del deporte, como diabéticos, embarazadas, gente con alguna lesión...». Es entonces cuando nace GAMAN, término japonés que encierra una filosofía de vida basada en el autocontrol, la paciencia y la resistencia ante la adversidad.

GAMAN ha evidenciado los beneficios del deporte inclusivo. «Cuando a un chaval con discapacidad le das una raqueta lo primero que te dice es que él no puede, así que imagínate cuando al poco tiempo ve que puede jugar perfectamente», comenta esta joven de 30 años, a la vez que destaca que el deporte para las personas con discapacidad «mejora la función física, el estado de ánimo y los niveles de depresión». «Los padres nos dicen que desde que sus hijos vienen a hacer deporte es otro mundo», apunta Marta, también investigadora postdoctoral en la cátedra 'Fundación Sanitas' Deporte Inclusivo.