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Comió con sus padres el día de su 28 cumpleaños y, horas después, Nuria Carrascosa estaba en el aeropuerto de Bilbao para tomar un avión a Londres. Se fue con el propósito de aprender inglés y pasar más tiempo con su novio (hoy, marido); ... pero también con la idea en la mente de regresar a España. Esta logroñesa encadena ya cerca de 14 años en la capital inglesa.
No es la única que hizo sus maletas en Logroño y emprendió un viaje de ida al exterior, por ahora sin vuelta. En idéntica tesitura se hallan Daniel Maraver, David Izquierdo y Eugenio Martín.
Nuria se presentó en Londres con los 3.000 euros que había ahorrado compaginando tres trabajos en la capital riojana. Tras pasar por algún empleo en la hostelería inglesa, esta técnico superior en Administración y Finanzas logró un puesto fijo como asesora en el Ayuntamiento de Islington, un barrio del norte de Londres.
Eugenio suma casi 17 años en la City londinense. Hasta llegar aquí, el periplo de este físico arrancó en la Universidad Pública de Navarra (UPNA). Allí disponía de un contrato temporal, pero sus compañeros lo animaron a hacer el doctorado en Física Atómica, para lo que tuvo que poner rumbo a Bilbao. El paso a Reino Unido llegaría un poco después, cuando le ofrecieron una beca de doctorado en el University College de Londres. «Me lo pasé genial, pero también me di cuenta de lo cara que es esta ciudad. De hecho, mis profesores me buscaron clases, que yo daba como si me fuera de 'bolos' educativos, porque no llegaba a fin de mes», recuerda.
Profundizó en la espectrometría molecular en espacios confinados aunque, «como mi jefe no publicó nada de mi trabajo y no había financiación», en agosto del 2003 surgió su primera oportunidad como analista de riesgos en la City y allí sigue en el distrito financiero por antonomasia.
Puesto actual: Project manager en la Comisión Europea | Lugar de residencia actual: Bruselas (Bélgica) | Años fuera de Logroño: 17 en total. Lleva cinco en Bruselas, si bien antes estuvo en Canadá y en diferentes puntos de España
Puesto actual: Asesora en el Ayuntamiento de Islington, un distrito situado al norte de Londres | Lugar de residencia actual: Londres | Años fuera de Logroño: Cerca de 14. Se marchó a la capital británica el día de su cumpleaños del 2006
Puesto actual: Especialista en imagen biomédica en el Harvard Medical School y Massachusetts General Hospital | Lugar de residencia: Boston | Fuera de Logroño: Desde 1999. Pasó por Francia, Reino Unido y Nueva York antes de recalar en Boston
Puesto actual: Director de Riesgos Financieros en la City | Lugar de residencia: Londres | Fuera de Logroño: Desde 1999. Físico de profesión, se trasladó a Bilbao antes de dar el salto a Londres. Trabaja en la City londinense desde hace 17 años
«Del mundo financiero he aprendido que si alguien te da una oportunidad, tienes que ejecutarla», dice como máxima para su vida.
David estudió Ingeniería de Telecomunicaciones en Zaragoza y se marchó de Erasmus a Burdeos en 1999, donde acabó cursando un Máster en Tratamiento de Imagen y el doctorado. «Mi pasión era la imagen médica y busqué estancias postdoctorales», relata. Le surgieron posibilidades en Cambridge, Nueva York y desde hace siete años está en Boston dedicado a la imagen cardiovascular por procedimientos no invasivos.
Daniel puso por primera vez el pie en el exterior hace 17 años gracias a una beca que lo llevó a Canadá. Volvió a Zaragoza, donde empezó un doctorado en energías renovables y termodinámica. Trabajó en una consultoría que llevaba a cabo estudios de eficiencia energética para varios países latinoamericanos, cuando un gran «susto» de salud lo dejó en el paro y le hizo renegar del sistema laboral español. Encaminó entonces sus pasos hacia la Comisión Europea, donde gestiona los fondos europeos de I+D para energías renovables.
Estos días los cuatro están de vuelta en Logroño por Navidad, pero ¿se plantean regresar ahora que se habla tanto del retorno del talento?
«Claro que me gustaría volver a mi ciudad, pero resulta complicadísimo para una persona como yo que se dedica a la investigación», sitúa David. Y es que «en España se destina muy poco dinero a la investigación». Como ejemplo, aporta el dato de que «en nuestro país solo hay dos escáneres como en el que trabajo yo en Estados Unidos, y los dos están en Madrid».
En su caso, a esto se añade que «mi doctorado está en francés y, si quiero convalidarlo para acceder a una cátedra de profesor, en España me exigen presentar una memoria e incluso volver a realizar la defensa». «¿Por qué en este país no es válido si ha resultado válido en otros lugares como Reino Unido y Estados Unidos y se trata de un doctorado sacado en otro país europeo?», critica como la principal traba burocrática que encuentra para plantearse una vuelta a las raíces.
«Se trata de una forma de cerrar puertas», considera Daniel, quien expone que «España es el país con menor porcentaje de profesorado universitario de otras nacionalidades».
Además, apunta que «los territorios que invierten más en I+D en España son País Vasco y Cataluña, donde existe el 'problema' del idioma».
En opinión de este joven, a esta barrera se añaden otras que dificultan bosquejar un retorno laboral a nuestro país. «Estar sobrecualificado resulta un obstáculo, porque el empleador piensa que cuentas con unas expectativas salariales altas y que vas a exigir ciertas condiciones laborales», indica.
Aunque no todo son frenos debidos al trabajo. «Yo no soy la misma que me fui, sino que acumulo una serie de experiencias vitales. Entonces pienso ¿me adaptaría a volver a vivir en Logroño, a llevar otro ritmo?», se pregunta Nuria. Algo similar siente Eugenio: «Sería fantástico regresar, pero al final mis hijos han nacido allí y Londres es el lugar del mundo donde más tiempo seguido he vivido».
Ninguno cierra la puerta porque, en definitiva, aquí tienen a las principales razones para retornar: la familia y los amigos. «Soy hija única y veo que mis padres se hacen mayores y que no estoy en las fechas importantes», observa Nuria.
Ella es la que más claro lo tiene. «Me gustaría volverme a España cuando mis hijas inicien la Secundaria porque me parece un lugar seguro para unas adolescentes», comenta. Y es que expone que «en Londres se ha incrementado mucho la criminalidad».
«Yo me fui de Erasmus a Francia por vivir una experiencia y mejorar mi nivel de francés. Me decía 'volveré después del doctorado'; pero siempre que he pensado en regresar, he terminado yéndome aún más lejos», confiesa David. Así que Daniel concluye que «cosas buenas y malas hay en todos los sitios; por lo que hay que disfrutar y aprovechar a tope las bondades de cada sitio».
Los cuatro han alcanzado una posición holgada y buenos empleos en el extranjero, pero advierten de que «los comienzos son muy duros y que es de valientes vivir fuera». Sin red familiar ni el apoyo de los amigos.
Pero también que quien no arriesga, no gana. «Cuando te la juegas, la vida te sonríe», afirma Daniel. «Muchos de los que estamos fuera, hemos huido de España porque nos hemos sentido ninguneados y maltratados intelectualmente», sostiene. «Yo veía que en España no había oportunidades para todos por la carencia endémica de inversiones en investigación en este país», confiesa Eugenio.
Para regresar, Daniel, como el resto, asegura que se requieren «algo más que medidas cortoplacistas que unos políticos propongan durante una legislatura de cuatro años». «La apuesta por el retorno del talento no es cuestión de signos políticos, sino de un cambio de mentalidad en España», opina David.
Y en este punto Nuria tercia para poner sobre la mesa que «puede ser interesante que nosotros volvamos porque se supone que tenemos talento, ¿pero quién piensa en los que emigraron y han acabado trabajando en un bar o en una pizzería?».
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