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Construir una base marciana habitable en Marte, caracterizada por unas temperaturas estables en cada una de sus estancias y por un consumo optimizado de los recursos para calentarlas con la menor energía posible ya no es solo cosa de las películas de la ciencia ficción. ... El grupo de investigación en Tecnologías Aeroespaciales de la Universidad de Vigo, del que forma parte el doctor riojano en Ingeniería Aeroespacial, Fermín Navarro, ha diseñado la primera nave que permitirá una misión científica de dos años de duración. En este proyecto también ha colaborado Irene Pérez, arquitecta técnica del Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de La Rioja (COAATR), mediante el diseño en 3D de los interiores de la base.
El estudio surge, como explica Navarro, «en un contexto en el que todas las agencias espaciales tienen como futuro cercano la Luna y, después, Marte». En este interés conjunto, el grupo de investigación participó en una misión a la Luna y, más recientemente, en el análisis, diseño y control térmico de esta base marciana. «Nuestra investigación siempre está enfocada en el futuro. Todo el mundo que trabaja en el espacio tiene distintas ideas, pero una de las medidas más plausibles de este trabajo es el análisis del comportamiento térmico, es decir, cuáles son las temperaturas de cada una de las estancias y pisos de los que se compone la nave», resalta.
Sobre todo, porque hace falta que la nave pueda soportar las gélidas temperaturas del planeta rojo. «Cualquier base que vaya a Marte tiene que estar dotada de una temperatura estable y aceptable para el ser humano. Sobre todo porque, en determinadas épocas, como en invierno, las temperaturas pueden alcanzar -60ºC», asegura el doctor riojano en Ingeniería Aeroespacial.
Para conseguirlo, diseñaron una base modular y modificaron los materiales del exterior. «Hemos optimizado los recursos y compartimentado las distintas estancias de la base para que sea lo más estable térmicamente posible, de tal manera que el consumo de energía que se necesita para calentarlas, dadas las bajas temperaturas del planeta rojo, sea la mínima posible».
Por otro lado, también introdujeron variables que, hasta ahora, no se habían tenido en cuenta en el diseño de estas naves, como la protección contra la radiación del planeta rojo de la que se dispondría durante el periodo que dure la misión. «Mediante un estudio analítico y la ayuda de un 'software', determinamos las dosis de radiación que podrían recibir los astronautas en una estancia de dos años y hemos visto que es viable realizar una misión de dos años si se modifican los espesores de las paredes y sus materiales».
En base a los requerimientos y necesidades funcionales de la misión, analizaron algunos materiales para su diseño. «Estudiamos algunos muy novedosos y casi en fase experimental, como el ETFE para las membranas exteriores, que posee una elevada resistencia al corte y a la abrasión», asegura la arquitecta técnica.
También dotaron a la nave de una gran estabilidad ante los cambios de temperatura, por lo que es capaz de soportar hasta 170 grados. De esta manera, «teniendo en cuenta los colores y materiales en base a las radiaciones, temperaturas, atmósfera o pesos, entre otros cientos de condicionantes, comenzamos a diseñar los interiores», que se componen de seis habitaciones individuales, estancias comunes, cambiadores de trajes espaciales, duchas, un laboratorio, gimnasio, cocina, comedor, sala médica o dos salones. «La premisa fue que tenían que estar conformados de un diseño que a nosotros también nos gustase habitar, por lo que nos implicamos mucho», asevera Pérez.
Para ello, buscaron superficies «orgánicas y limpias». «Son unos espacios muy reducidos en los que los pasajeros tienen que vivir y relajarse durante dos años, de ahí que se buscaran tonos neutros y superficies poco porosas». Asimismo, también se optimizaron las iluminaciones y se emplearon recursos de bajo consumo con el principal propósito de «ser muy sostenibles y que puedan autoabastecerse durante toda la misión». Un aspecto que consiguieron «mediante la aplicación de mucha luz indirecta de bajo consumo y con muchas pantallas para el entretenimiento y trabajo de todos los habitantes», concluye la arquitecta técnica riojana.
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