La Rioja vive otro trágico inicio de año con tres muertes en accidente laboral en dos meses

A esta muerte durante el transcurso de la jornada –el operario, autónomo de la construcción, se precipitó desde el tejado– se unen las dos 'in itinere' que tuvieron lugar el 17 de enero en la carretera LR-259 en Murillo y el 9 de febrero en la N-232 entre Ausejo y El Redal. «Parece que llevamos el mismo camino que en 2023», lamentaban este lunes portavoces sindicales en las respectivas concentraciones que convocaron en Logroño para denunciar un «verdadero drama». Porque el año pasado fue «especialmente trágico con catorce muertes en accidente laboral –el peor desde 2005 cuando se alcanzaron las 19–» y por estas fechas ya se acumulaban cinco, incluyendo la de un trabajador, precisamente también de la construcción, que estuvo ingresado tres meses en la UCI tras caerse de una obra en el parque San Miguel de Logroño.

La «falta de medidas de protección individual y colectiva» apunta a la causa del fallecimiento de Eduardo Arce, que se precipitó desde el tejado que estaba reparando en el pabellón de una empresa. «Es mejor perder una hora en una obra para disponer los elementos de seguridad necesaria que perder la vida en un minuto», señala Juan Carlos Alfaro, secretario general de la Federación de Industria, Construcción y Agro de UGT.

En el siniestro de Haro, añade Alfaro, «según las primeras indagaciones no había una línea de vida» que sujetase al albañil jarrero cuando estaba haciendo trabajos en altura «y tampoco existían protecciones colectivas» que asegurasen al operario a una parte fija de la instalación. Son elementos «necesarios y obligatorios en el sector de la construcción», asegura, pero que no siempre se tienen en cuenta.

El informe final de la investigación del accidente determinará los motivos concretos que provocaron la muerte, prácticamente instantánea, de Arce Alonso, «pero nosotros nunca llegamos a recibir esa documentación», reprocha también públicamente el representante de UGT. Reconoce que son informes «que contienen datos que pertenecen a la privacidad de empresas y trabajadores, pero los sindicatos tenemos que conocer las causas de los siniestros para incidir en la prevención».

A juicio de Juan Carlos Alfaro, esta materia tiene que cobrar mayor relevancia y en los ciclos de Formación Profesional «que cada vez tienen más demanda por parte de los jóvenes, la prevención debería ser una asignatura obligatoria. Está muy bien enseñar un oficio pero también hay que educar sobre los riesgos laborales que lleva implícito».

Eva Fernández, responsable de Salud Laboral de CC OO, también apelaba este lunes a la prevención laboral y hacía un llamamiento «a la conciencia social de la gente. La seguridad en el trabajo tiene que ser una preocupación de primer orden, en este aspecto no podemos ahorrar esfuerzos». De hecho, el eslogan que Comisiones Obreras desplegaba era bien claro: 'Los accidentes pueden y deben prevenirse. Nadie merece morir trabajando'.

En su opinión, «hacen falta más políticas públicas, más inspecciones de trabajo, más medios técnicos y humanos» para revertir una tendencia que en los últimos años se está mostrando especialmente trágica: seis muertes en accidente laboral en 2021, nueve en 2022 y las catorce de 2023. «Las empresas y los trabajadores, los autónomos con más motivo porque muchas veces están solos, tienen que ser muy conscientes de que hay que cumplir la ley en materia de seguridad y salud», dice Fernández.

Alfaro, por último, también pone el foco en el papel de las mutuas, «que a veces son cómplices de los accidentes y de que no se cumpla la prevención». Denuncia que «se intentan ocultar percances leves y graves, para no llegar al ratio de accidentes por el que es obligatoria la inspección a la empresa. Y luego las consecuencias son peores».