«La Rioja no es una tierra racista pero sí hay racismo»

Diario LA RIOJA ha preguntado a estos colectivos de inmigrantes, a algunas ONG y a la directora de Derechos Humanos del Gobierno si nuestra comunidad es racista. «La respuesta es difícil», coinciden. Pero todos razonan de la misma manera: «No, La Rioja no es racista. Pero sí hay comportamientos y actitudes de tinte xenófobo y racista».

Se refieren a insultos, también a agresiones físicas pero, sobre todo, a discriminaciones en el trato hacia las personas migrantes en el acceso a la vivienda o al mercado laboral. «Empiezan a normalizarse y eso es un riesgo enorme», advierten. Cuando, además, la población extranjera creció el último año en La Rioja y registra ahora la tasa más alta de la última década, con un 13,05% (41.755 personas nacidas fuera de España).

Con todo, los delitos de odio registrados en La Rioja por racismo son puntuales, 24 entre 2014 y 2021, el último ejercicio con datos registrados en el Ministerio de Interior; una media de tres por año. «Pero el número de denuncias también es escaso», puntualizan las personas consultadas, porque esos insultos o agresiones «no son fáciles de demostrar». No hay cámaras de televisión como las que captaron el domingo a quien llamó 'mono' a Vinicius.

De origen pakistaní, tiene la nacionalidad española tras 26 años en España, todos en La Rioja. Samar Ali cuenta con negocios en Logroño pero también ejerce de traductor para los juzgados, el Hospital San Pedro o la Policía. «La xenofobia va más allá de los insultos o las agresiones físicas, que también existen aquí. Quiero decir que el trato que reciben los inmigrantes cuando van a empadronarse también a veces es racismo», asegura.

Existe, a su juicio, una idea «muy equivocada entre cierta parte de la población con el asunto las ayudas» porque, añade, «si no tienes toda la documentación en regla, no puedes recibirlas». Sin embargo, «la gente sigue insultando por ese tema. Si se endurecieran las penas y las multas, se reducirían esas expresiones injustas que tanto daño hacen».

Esta misma semana, el presidente de la Asociación Mundo Inmigrante –AMIN cuenta con unas 1.700 personas registradas a las que dan alimentos, asesoría jurídica o clases de castellano o informática– ha dado una charla a alumnos de 14 años de un colegio logroñés sobre «la inmigración y los bulos. Es importante explicar a los jóvenes determinadas situaciones que no se pueden tolerar». Por ejemplo, recibir insultos en un campo de fútbol como le sucedió hace una semana a Vinicius. «Yo he sido deportista y también he oído cosas terribles», reconoce.

Y en muchas ocasiones quienes insultan «no se dan cuenta de que a sus familiares mayores, o a los de amigos o conocidos, les están cuidando mujeres inmigrantes. Pero es que también en la agricultura muchos trabajos los hacen los extranjeros». La mano de obra inmigrante en España «es cada vez más necesaria».

El racismo en La Rioja «no está muy extendido y en mi opinión es menor al conjunto de la media española», asegura la directora de Derechos Humanos del Gobierno regional. Pero reconoce que hay personas «que tienen esos comportamientos» xenófobos que «habría que erradicar». ¿Cómo? Sara Carreño asume, de entrada, que es «difícil» pero propone la educación y la formación como herramientas «claves, son más necesarias que nunca».

Pero también concede importancia al concepto que tengamos de las personas inmigrantes «y ciertos discursos de odio que se escuchan en los últimos tiempos no ayudan en nada porque deshumanizan a esas personas de fuera, por el color de su piel por ejemplo. Eso sí que habría que erradicarlo por completo».

El departamento que ella dirige ha realizado un estudio sobre la consideración que «las personas de origen cultural diversos» tienen de los trabajadores de la administración pública. «Y en la mayoría de las situaciones es positiva», apunta, pero llama la atención sobre otra situación «más preocupante. En aspectos relacionados con la vivienda, con la educación, con la sanidad... vemos tratos discriminatorios hacia los inmigrantes. Eso hay que denunciarlo, como los insultos o las agresiones por su puesto, para que no vuelvan a suceder. Porque no se puede consentir».

Carreño ha vivido en diferentes países europeos «que los ponemos como ejemplo para muchas cosas en España, y me refiero por ejemplo a Alemania, Holanda o Suecia. Y allí he visto actitudes en discotecas o en bares que, por suerte, jamás he vivido aquí, ni en La Rioja por supuesto ni en otras comunidades».

Llevaba unos meses en nuestra ciudad cuando este joven pakistaní de 32 años –18 de ellos en la capital riojana– recibió una paliza por parte de unos chicos de la que aún tiene marcas, «alguna física y muchas en la mente». Entonces, reconoce, «no entendía nada. No sabía por qué podía ser». Pasó el tiempo y lo fue comprendiendo. Su origen «seguro que fue la causa».

Este situación «retrasó mucho mi integración en la sociedad. Sólo quería estar con la gente de mi país y tardé tiempo en hablar castellano». Desde hace seis años, Ummar Qadir es educador en la Fundación Pioneros y atiende sobre todo a jóvenes de origen cultural diverso y a sus familias. En ese día a día «conoces situaciones que se pueden considerar racistas. Nos han llamado empresas para que les enviáramos algún currículum y cuando lo ven nos dicen 'no queremos ni moros ni latinos'. Y son nacidos en Logroño...». En otra ocasión, «a una chica musulmana que fue a trabajar a una ludoteca la rechazaron por llevar velo».

¿Por qué suceden estos casos? «Todavía hay un gran desconocimiento. También existe miedo –entre la población nacional– a que las personas inmigrantes puedan acceder a lo que los españoles consideran sus privilegios», dice Qadir, en alusión al empleo o la vivienda. «Hubo una familia que se fue de Logroño a Villamediana porque en la ciudad no podía pagar el alquiler. Y ha sufrido 'bullying' y le han hecho la vida imposible», añade.

En escenarios de incertidumbre económica como puede ser el actual, «estos casos de racismo afloran. Yo no creo que La Rioja sea racista ni mucho menos pero hay actitudes muy reprochables y denunciables».

Alrededor de 7.000 personas fueron atendidas el año pasado en los diferentes proyectos y servicios de la asociación Rioja Acoge. Marina Rodríguez es la responsable de la asistencia y orientación a víctimas de la discriminación racial y étnica, a quienes asesoran y acompañan en los proceso de investigación de los hechos o de mediación. «Existen muchos prejuicios hacia otras culturas por desconocimiento. Los prejuicios son atajos cognitivos que», en su opinión, impiden conocer la realidad completa de las cosas.

«Y el desconocimiento genera miedo», añade, y a partir de ahí llegan otras actitudes y comportamiento denunciables. En este sentido, Rodríguez reconoce que «aunque las últimas estadísticas de 2022 nos dicen que hay más denuncias que en 2021, todavía son escasas». ¿Cuál es el motivo? La trabajadora de Rioja Acoge lamenta que muchas situaciones de insultos «se normalizan aunque no debiera ser así», pero también aporta otros razones. «Se desconfía de las instituciones o administraciones a las que hay que dirigir las denuncias, existe miedo a represalias, no siempre es fácil demostrar esos insultos...», enumera.

Hasta la mesa de Rodríguez llegan también cada vez más casos de personas migrantes que denuncian que en la Oficina de Extranjería les han tratado de manera «poco respetuosa» y no les han facilitado la información adecuada. En Rioja Acoge también se encuentran casos de «discriminación indirecta para el acceso a viviendas públicas del IRVI» porque entre los requisitos que exigen está el de un permiso de residencia de larga duración «y se excluyen a quienes tienen permiso o trabajo temporal».

Amnistía Internacional se define como movimiento global que actúa para poner fin a los abusos contra los derechos humanos. Cuenta en España con unos 100.000 socios, más de 700 en La Rioja, y entre sus prioridades para los próximas años está promover la justicia racial o de género. Goyo Martín es el portavoz de la organización en La Rioja y asegura que «el hecho de que nos preguntemos cada vez con más frecuencia si somos racistas no deja de ser un síntoma».

Y situaciones como la del pasado domingo con Vinicius no cree que sean puntuales «porque pasan más a menudo de lo que nos gustaría. No hablamos de meras anécdotas sino de lo interiorizado y normalizado que empiezan a estar muchas actitudes racistas y xenófobas».

En ello ha podido contribuir que en los últimos años «en determinados discursos políticos se ha introducido el odio a los inmigrantes». Y a pesar de hay una ley para la igualdad de trato y la no discriminación y un Código Penal «que agrava las conductas racistas, habría que preguntarse por qué no se aplican. ¿Por falta de compromiso real en la lucha contra el racismo? ¿O porque seguimos instalados en la falacia de que si no se hace es porque en España no hay racismo?».

Martín cree hay mucho trabajo por hacer y en clave autonómica considera «muy importante formar a los profesionales de las administraciones públicas en las competencias necesarias para gestionar la diversidad cultural de la población e insistir en campañas de sensibilización que fomenten la valoración positiva de una sociedad intercultural y contrarresten la discriminación y los discursos de odio, cada vez más frecuentes».

Suma ya 23 años en La Rioja y reconoce que «nunca he sufrido agresiones ni insultos» pero sí ha presenciado «cómo a una chica musulmana le arrancaban el velo y lo tiraban al suelo en pleno centro de Logroño». Y también ha escuchado cosas como «puto inmigrante de mierda» o «vete a tu puto país». Domi Vega destaca que «son comportamientos o palabras más habituales de lo que la gente piensa. No resultan agradables y generan indefensión».

Porque quienes las sufren «son también personas, con su corazón, su piel, sus sentimientos...». Falta, en su opinión, «mucha divulgación» de la realidad de los inmigrantes en España y en La Rioja. En la Asociación Colombiana de La Rioja (Color) cuentan con alrededor de 2.000 asociados de medio centenar de nacionalidades, no solo la colombiano –después de Rumanía y Marruecos, es que la tiene mayor presencia en nuestra comunidad autónoma–. «Trabajamos para que se puedan integrar aquí, para que haya una mayor interculturalidad porque es necesaria para combatir esos actos racistas», sostiene Vega.

Y lanza un dardo a los partidos políticos que hoy concurren en las urnas porque «en la campaña electoral no han abordado el asunto de la inmigración cuando es muy importante para todos los que vivimos en España». Esta situación le «entristece» porque, a su juicio, «hubiera sido una buena oportunidad para dejar claras muchas cosas».

En la población adolescente, considera la presidente de Color, es en la que más se debe incidir para erradicar o minimizar esas actitudes racistas. «A la juventud hay que enseñarle e informarle para no tenga prejuicios», dice.