La Rioja registra seis ciberdelitos al día y las estafas siguen liderando el podio de crímenes 'on line'

Los fraudes van por temporadas y los criminales agudizan el ingenio para aprovechar, por ejemplo, la campaña de Navidad o el reciente black friday y sacar el mayor rédito posible a sus estafas. Las víctimas son elegidas al azar y siempre hay alguien que pica, por lo general, los más vulnerables son las personas de avanzada edad que no están familiarizdas con las nuevas tecnologías y los no tan mayores que buscan desesperadamente un trabajo y acaban cayendo en las redes del 'falso empleo'.

En La Rioja, según el portal estadístico de criminalidad del Ministerio del Interior que computa datos provenientes de la Policía Nacional, Guardia Civil y las policías locales que proporcionan cifras al sistema, las denuncias por crímenes que se cometen a través de Internet o de redes sociales, como WhatsApp o Instagram, se han estabilizado, incluso en los seis primeros meses de este año han caído un 11,2% con respecto al mismo periodo de tiempo de 2023. Ya el año pasado cerró con una ligera bajada cercana al 3%, aunque ya para entonces la ciberdelincuencia había escalado de forma exponencial cada año. Especialmente notable fue el incremento de 2018, ese año se registró un repunte del 212% y las estafas representaron el 83% de todos los ciberdelitos.

2020, el primer año de pandemia, también cerró con un importante aumento, en este caso del 78%, y también entonces el grueso de las denuncias habían sido interpuestas por estafa. A día de hoy, este tipo de infracciones penales siguen ocupando el primer puesto en el podio de la ciberdelincuencia. Casi nueve de cada diez delitos conocidos en el primer semestre de este año eran de este tipo.

En menor medida y englobados bajo el epígrafe de otros ciberdelitos, se han denunciado este año amenazas y coacciones a través de la red, falsificación informática, acceso e interceptación ilícita e incluso delitos sexuales. El 'groming' y el 'sexting' tienen su espacio en la red. El primero es una práctica en la que un adulto se hace pasar por un menor en Internet para establecer contacto con niños y adolescentes; y el segundo es el envío a través del teléfono móvil u otro dispositivo con cámara, fotografías o vídeos producidos por uno mismo con connotación sexual.

La proliferación de estos delitos está muy relacionada con la dificultad de encontrar al o a los autores, entre otros motivos porque emplean servidores extranjeros que están «fuera del ámbito de actuación de las autoridades judiciales competentes», explica Igor Pérez, agente del equipo 'Arroba' de la Guardia Civil.

Esta es sólo una de las razones que explicarían el bajo índice de esclarecimiento de este tipo de hechos delictivos que en ocasiones se topan con la «poca cultura digital de algunas personas que usan Internet». Basta un ejemplo: en todo 2023, de los 2.364 ciberdelitos denunciados, sólo se pudieron esclarecer 376, es decir, el 16%.

Tampoco es fácil llegar a la detención del delincuente. En todo 2023, sólo se detuvo a 92 personas y, sin embargo, en esta comunidad 2.320 personas fueron víctimas de alguno de los delitos englobados dentro de la cibercriminalidad.

Aunque en ocasiones es imposible evitar ser víctima, lo principal es usar el sentido común e impedir, en la medida de lo posible, enviar documentación personal, como DNI, pasaportes y nóminas a terceros porque son documentos con los que poder suplantar la identidad y abrir cuentas, líneas telefónicas u otros servicios. Además, aconseja Igor Pérez, hay que huir de las palabras «gratis, premio, regalo y sorteo porque habitualmente vienen con intenciones de estafar», y utilizar siempre contraseñas que sean difíciles de averiguar con letras mayúsculas y minúsculas, números y caracteres especiales.