La presidenta de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), María Dolores Pascual, defiende que el futuro Plan Hidrológico 2021-2027 de la cuenca más extensa de España es un documento «equilibrado» que puede incorporar de una forma ecuánime y, «hasta cierto punto satisfactoria, los intereses ... de todos los actores» de este imponente río, porque «hay un desarrollo económico razonable y una protección del recurso hídrico». El borrador del proyecto estará seis meses expuesto a información pública para concitar la «participación» social y «mejorarlo, incorporando las aportaciones» que se reciban, eso sí, «en la medida de lo posible». Pascual es consciente de que esta nueva planificación, de la que anticipa que se cae la presa de Cigudosa (cabecera del río Alhama, en Soria), no satisfará plenamente ni a ecologistas ni a regantes, pero sostiene que es la necesaria para «adaptarse al contexto de cambio climático» y a un futuro, sí o sí, con menos agua.
– ¿Qué persigue el Plan Hidrológico?
– Un Ebro sostenible. Para ello es necesario mejorar el conocimiento de la cuenca e incorporar aquellas medidas que marca el derecho comunitario. En este nuevo ciclo (cada programación dura seis años y esta es la tercera dentro del periodo de vigencia de la Directiva Marco del Agua) nos toca revisar lo que había con anterioridad para mejorar. El borrador del Plan lo ha elaborado la CHE, pero la ejecución de actuaciones compete a las comunidades autónomas e, incluso, a las entidades locales. Queremos conseguir un equilibrio entre la conservación del agua como un recurso natural, pero también garantizar las demandas y los usos presentes y futuros. En definitiva, un desarrollo razonable y sostenible.
– ¿Qué significa sostenible?
– Muchas veces digo que todo el mundo está de acuerdo en el equilibrio entre la conservación del medio ambiente y la garantía de los recursos. Pero, claro, luego cuando particularizas en cada caso concreto es donde surge la discrepancia y, además, yo creo que en la gestión del agua siempre los intereses han sido muy contrapuestos. También es verdad que la gestión del agua, y más en esta cuenca, tiene mucha tradición de participación y de llegar a acuerdos. Por eso, ese objetivo del Ebro sostenible se plasma en el Plan Hidrológico en medidas concretas, que lo hacen realista.
«Queremos un Ebro sostenible, que no se conciba solo como recurso económico, sino ambiental»
– ¿En qué sentido?
– En el Plan se ha pretendido, no sin esfuerzo, que todas las medidas que se incorporen cumplan dos requisitos. Primero, que tengan una administración pública responsable, y segundo, que cuenten con una financiación comprometida. De forma que cualquier administración que incorpore una medida se entiende que la tiene integrada dentro de su planificación presupuestaria y que tiene intención, no solo voluntad, de llevarla a cabo. De forma que, al final de este ciclo (2027), las medidas se hayan cumplido, que es una de las cuestiones que analiza Europa: ver si efectivamente hemos sido serios a la hora de poner las actuaciones y ejecutarlas. Esta es una diferencia fundamental respecto al Plan anterior 2015-2021: hemos pasado de unas 3.000 medidas a algo más de 800, muchas de ellas de las comunidades autónomas, que suponen la inversión de unos 3.000 millones de euros en la cuenca, de los que algo más de 300 millones corresponden a La Rioja, contando lo que aporta la Comunidad. Por eso este documento no solo es técnico, es realista, y se integra dentro del contexto de cambio climático en el que nos encontramos, puesto de manifiesto por la UE con el Pacto Verde europeo y con estrategias como 'De la granja a la mesa' y la de biodiversidad, y que tienen su plasmación también en el ordenamiento español. Y es en ese entorno en el que tiene que desarrollarse la planificación hidrológica.
– Esta es la primera vez en la que se van a hacer unas estimaciones de los recursos hídricos en la cuenca hasta el año 2100, valorando una previsible reducción de recursos de hasta el 20% en el peor de los escenarios...
– Así es. Son simulaciones, pero ya se empieza a trabajar con una previsión de menos recursos, con lo cual hay que ir adaptando las planificaciones a esa estimación. Por eso aspiramos a cumplir los objetivos de tener todas las masas de agua, que es la unidad de gestión que establece el derecho comunitario, en buen estado y, además, mantener las demandas que existen y unos desarrollos razonables y controlados.
«Somos realistas y de 3.000 medidas pasamos a 800 que se cumplan porque tienen financiación»
– ¿Qué medidas incorpora el Plan?
– Una, que me parece fundamental, es que establece caudales ecológicos en casi todas las masas de agua: más de 800 de las 900 que hay. Los planes anteriores ya incluían algunos caudales ecológicos en algunos puntos determinados, pero ahora es en casi todos. Eso supone un reto ambiental de primer orden, porque todas las administraciones y todos los usuarios, ya sean regantes o hidroeléctricos, van a tener que garantizar los caudales en los ríos. Nosotros haremos un seguimiento lo más exhaustivo que podamos con los medios que tenemos a nuestro alcance para que esos caudales se cumplan. Hay puntos conflictivos en los que hay mucha presión sobre los ríos, por lo que garantizar el caudal hidrológico es relevante.
– ¿Y la contaminación? Porque ese es el problema fundamental de esta cuenca.
– El plan hace especial hincapié sobre ella. En cuanto a la contaminación puntual (la provocada por núcleos urbanos y vertidos industriales), las competencias son de las comunidades autónomas, y La Rioja hace un enorme esfuerzo dentro del Plan por incorporar muchas actuaciones de mejora de depuración. Asimismo, es verdad que esta región es de las comunidades de la cuenca que mejor tiene resuelto el problema de la contaminación y la depuración. Ha hecho un esfuerzo presupuestario muy importante y tiene unos buenos índices. En el caso de la contaminación difusa (la generada por la actividad agropecuaria), el Plan establece de forma más clara y concisa que los anteriores la prohibición del abono en los campos en el caso de dominio público hidráulico. Además, el Gobierno de España está elaborando una norma, en colaboración con todas las autonomías, para intentar controlarla.
«Se fijará en casi todas las masas de agua y vigilaremos que los usuarios los garantizan»
Zonas protegidas
– Por otro lado, en el nuevo Plan Hidrológico también está el registro de zonas protegidas.
– Sí. Se amplía alguna reserva hidrológica (tramos vírgenes del río) para avanzar en la concepción del Ebro no solo como un recurso económico, sino como un recurso ambiental.
– ¿Y las concesiones?
– Se establecen criterios más restrictivos porque hay una gran diferencia entre los afluentes, según la margen. No es el caso de La Rioja, pero sí en otras zonas de la cuenca.
– ¿Y los regadíos?
– Tradicionalmente ha habido mucha demanda por parte de las autonomías de proyectos de transformación de hectáreas en regadío y todos ellos se incorporaban a la planificación hidrológica. Somos conscientes de la vocación agropecuaria de esta cuenca, pero las propuestas deben cumplir tres requisitos: garantía de recurso, proyecto definido y financiación pública. Eso nos ha llevado a reducir de forma considerable los planteamientos iniciales para que los esfuerzos se concentren en los proyectos más viables. En cuanto a las modernizaciones de los regadíos, que van asociadas a la tecnificación de los cultivos, como el proyecto del Iregua planteado por el Gobierno de La Rioja, el objetivo ha de ser facilitar una agricultura muy eficiente con menor consumo y la misma productividad.
«Somos una cuenca con vocación agropecuaria, pero solo se harán los que sean más viables»
– Otro clásico: las obras de regulación.
– Creemos que La Rioja tiene bastante resuelto este asunto y, por ello, la presa de Cigudosa-Valdeprado no se incorpora a este Plan porque hay dos recién terminadas (Enciso y Soto-Terroba) que están en fase de puesta en explotación. A veces las obras de regulación se han planteado como un fin en sí mismo. Ahora la reflexión es la inversa: vamos a ver qué queremos y luego evaluaremos si la obra de regulación es el instrumento adecuado.
– También está en información pública la planificación de gestión de riesgos de inundación.
– Sí. Se incorpora al Plan Hidrológico y pretende establecer una serie de medidas para mejorar los puntos con riesgo. Esto se materializará en obras concretas que tienen también financiación ordinaria de las administraciones y de los fondos del Plan de Recuperación y Resiliencia, caso del Ebro Resilience.
– Es consciente de que este Plan Hidrológico 2021-2027 le parecerá poco audaz a los colectivos ecologistas y excesivo a las organizaciones agrarias...
– Lo soy. En el caso de los ecologistas le puedo asegurar que se ha hecho un enorme esfuerzo para afrontar el reto ambiental. Y en cuanto a los regantes, es cierto que se les exige mucho, pero tienen ayuda pública. Además, consideramos que un proyecto más realista como el que acabamos de hacer va a garantizar disponibilidad de recursos. Todas las actividades económicas tienen que adaptarse al contexto climático y los regantes lo hacen más de lo que se puede pensar.
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