La Rioja podrá cazar lobos si causan daños por encima del 5% de una explotación

El documento es importante por dos factores. Por un lado, porque desbloquea fondos del Estado para medidas de prevención de los ataques y también para indemnizaciones por los que se produzcan. Y por otro, y era el punto más polémico, porque establece cómo, con qué mecanismos y en qué situación estará permitida la caza del lobo, un animal protegido.

Desde el Gobierno riojano se aplaude la aprobación. «Se desbloquea una situación con algunas comunidades autónomas que no terminábamos de tener medidas suficientes para garantizar la convivencia con el lobo», explica el consejero de Sostenibilidad, Álex Dorado. «Faltaba un sustento legal para saber cómo movernos sin salirnos del marco normativo».

Ese «cómo movernos» se refiere a las medidas de «extracción del lobo». Que básicamente significa la caza excepcional de ejemplares, porque la otra opción, la captura y traslado a otras zonas, no es muy realista. «Para eso debería haber comunidades voluntarias para que se reintrodujera el lobo en ellas, y eso no parece posible ahora mismo», reconoce Dorado.

¿Cuándo se podría ahora mismo cazar lobos? La normativa marca tres condiciones para algo que se entiende como una medida «puntual».

– Daños «significativos». La primera condición es que en un punto determinado se hayan producido daños «por encima de lo habitual» en estos casos. Ese límite se establece en muertes o heridas en animales por encima del 5% en una explotación ganadera extensiva.

– Medidas preventivas. La segunda condición es que esas explotaciones que hayan sufrido ataques por encima de ese 5% hubieran tomado medidas preventivas con anterioridad. Entre esas precauciones, señaladas en el protocolo y que varían según la especie, está el empleo de mastines o perros de pastoreo y la colocación de cercados de pernoctación o de protección de lactantes. «Si pudiendo haber tomado esas medidas no se han tomado, no se pondría en marcha el protocolo», recalca.

– Supervivencia. Finalmente, la «extracción» no debe poner en peligro la supervivencia de la especie en el área en cuestión. Para eso es preceptivo un informe del Ministerio, que sin embargo no será vinculante para la comunidad autónoma.

Porque, y eso también queda claro, la caza de los ejemplares que entren en ese protocolo será en todo caso cosa de las autoridades; se podrá subcontratar a una empresa especializada pero en ningún caso podrán hacerlo los cazadores particulares.

Se trata, pues, de un protocolo que debe ser estudiado caso por caso. Aunque desde Sostenibilidad no se ha comprobado si ha habido en los últimos tiempos ataques que pudieran entrar en las condiciones, Dorado cree que sí. «En las Viniegras ha habido ataques con muchas afecciones, aunque en algún caso no se habían tomado medidas preventivas», señala.

Pero no es lo habitual. Según el consejero, la mayoría de los ganaderos en las zonas por donde se mueven habitualmente las manadas (en el alto Najerilla y las Siete Villas, por un lado, y en el Alto Leza y Cebollera, por otro) sí se han protegido. Otra cosa es en zonas donde hasta ahora no había costumbre, pero donde sí han aparecido ejemplares recientemente. Como en la zona de Laguna, donde animales «errantes» (normalmente expulsados de las manadas) provocaron muchos daños a principios de año. Actualmente hay tres manadas radicadas en La Rioja (con unos 5 o 6 animales en cada una), y otra compartida con Soria.

La Rioja también recibirá parte de los fondos nacionales. Por un lado, 276.210 euros para indemnizaciones. El año pasado La Rioja gastó 85.000 euros en ese concepto, pero este año la cuantía por animal se ha duplicado. Y además, hay otros 196.800 para sufragar cercados y el mantenimiento de mastines aunque, señala Dorado, La Rioja contempla de todos modos gastar «lo que sea necesario».