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Las aulas de la región son un reflejo de la crisis demográfica que sacude en general a todo el país, aunque de forma más acusada a algunas comunidades, entre ellas, La Rioja. Desde hace más de una década, el número de alumnos que han ... entrado en el sistema educativo ha caído en picado y cada vez son más los pupitres que se quedan vacíos en clases a medio llenar.
Los 2.086 alumbramientos registrados en 2022, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la cifra más baja en lo que va de siglo, no dejan lugar al lugar al optimismo y alejan la idea de que se pueda revertir una tendencia que más que coyuntural parece estructural.
La caída de estudiantes que entran por primera vez al sistema educativo no representa, a priori, un desafío para la viabilidad de algunos centros educativos especialmente castigados por la baja natalidad y por el regreso a sus países de origen de buena parte de los inmigrantes tras la crisis de 2008. En el momento de mayor presencia en esta región, en torno a 2011, los alumnos extranjeros representaban cerca del 17% de toda la población escolar, la tasa más alta de todo el país.
No obstante, la crisis de nacimientos ya se llevó por delante el colegio San Francisco, que no abrió sus puertas este curso 2022/2023. El último año académico sólo contó con seis alumnos en tercero, dos en segundo y otros dos en primero del segundo ciclo de Infantil, es decir, de 3 a 6 años.
En el curso 2012-2013 había 9.786 pequeños matriculados en esta etapa en toda La Rioja y en este, 7.589, lo que representa una caída de más de 2.100 alumnos o lo que es lo mismo, del 29%.
El pronunciado descenso de la natalidad no ha tenido, sin embargo, su reflejo en el número de unidades de segundo ciclo de Infantil. En el curso actual, de acuerdo con los datos del Ejecutivo regional sobre información escolar, hay 446 aulas en las que se imparte este ciclo en toda La Rioja, sólo una menos que una década atrás. Una de las razones es la bajada de ratios en este nivel educativo, que actualmente está en 20 alumnos por clase, frente a los 25 del año académico 2012/2013.
En un análisis de los datos estadísticos, los centros públicos y los concertados han vivido prácticamente los mismos vaivenes en los últimos años, con caídas de alumnos del 23% en la primera de las redes y de 20% en la segunda.
Con independencia de la titularidad del centro, su situación también ha influido en que la caída de estudiantes haya sido más o menos acusada. Las aulas de los colegios situados en el centro de la ciudad han perdido más pupitres que los ubicados en barrios más jóvenes, como La Guindalera o El Arco.
Un claro ejemplo del movimiento poblacional es el colegio Vuelo Madrid-Manila. En este centro, 126 pequeños estudiaban alguno de los tres cursos de Educación Infantil en el curso 2012-2013, pero en la actualidad sólo lo hacen 65, lo que representa un descenso del 48,4%.
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El centro de Educación Infantil y Primaria Madre de Dios es otro caso que ilustra la caída de población, el retorno de inmigrantes y el trasvase de habitantes hacia barrios emergentes de la ciudad, como Valdegastea o La Guindalera. Zonas de la capital que han sumado población a costa del centro, que pierde irremediablemente vecinos. En este colegio, 141 niños estudiaban Infantil hace diez años, hoy hay 84 alumnos en las mismas aulas.
En Navarrete el Mudo la situación es similar. De 136 alumnos han pasado a 85. También se han producido estos descensos, siempre según los datos del Gobierno de La Rioja, en los colegios Gonzalo de Berceo, General Espartero, Vélez de Guevara, Las Gaunas, Escultor Vicente Ochoa y San Pío X.
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