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Solo los navarros sienten que cuentan con una mayor calidad de vida que los riojanos. El Instituto Nacional de Estadística ha puesto cifras a una percepción teóricamente difícil de valorar, pero que con la suma de diversas variables conforma un cuadro general de cómo es el día a día de los españoles: trabajo, economía, salud, seguridad, ocio, educación, seguridad… Multitud de factores que sitúan a La Rioja como una de las regiones donde, a priori y estadísticamente, mejor se vive.
En el cómputo global, el Indicador Multidimensional de Calidad de Vida (IMCV) llega en La Rioja a los 104,143 puntos, por detrás de Navarra (105,290) y por delante de Aragón (103,894), repitiendo el podio de 2022, mientras que la media nacional se queda en 101,538. Curiosamente, esa media en España crece por primera vez desde la pandemia de covid, mientras que en La Rioja los resultados, continúan cayendo desde 2019. Especialmente significativos resultan los retrocesos en varios de los indicadores claves. Por ejemplo, en condiciones materiales de vida se pierden 2,5 puntos o los de salud caen de 104,484 a 102,271. También ha hecho mella la pandemia en el ocio las relaciones sociales de los riojanos, con un descenso de 2,6 puntos y en la percepción de seguridad física y personal. De la misma forma, La Rioja retrocede en la experiencia general de vida, que estudia algo tan intangible con los sentimientos y las sensaciones (por ejemplo, el 71,1% de los riojanos ha sentido muy a menudo la felicidad en las últimas cuatro semanas).
Pero no todo empeora en este ciclo postpandémico. Hay una mejoría en los indicadores relacionados con el trabajo (donde se evalúan la tasa de empleo, el paro o incluso las jornadas excesivas) y con el medio ambiente.
La Rioja, con los datos de 2023, se encuentra por encima de la media española en ocho de los nueve grandes bloques analizados. El único en el que se ve superado es el educativo. Ese epígrafe, que analiza y evalúa las competencias pero también la formación, ofrece un dato especialmente significativo: los trabajadores riojanos son los que menos instrucción continúa reciben de todo el país (solo un 13,5% reconoce haberse formado en las últimas cuatro semanas). Y, en cuanto a estudios superiores, el 36,5% de los riojanos cuenta con ellos, ligeramente por debajo de la media nacional (37,7%). Ambos factores combinados explican ese bajón educativo.
Si la educación es la tacha, en lo que destaca La Rioja en la comparación con el resto de comunidades es en sus condiciones materiales de vida, donde solo se ve superada por el País Vasco. Ese compendio de renta media, desigualdad, seguridad económica, posibilidad (o no) de hacer pago a gastos o el grado de satisfacción con la vivienda… muestra a unos riojanos asentados y saneados económicamente.
Por ejemplo, mientras que el 37% de los españoles se ve incapaz de afrontar un gasto imprevisto, esta cifra baja al 27,4% en La Rioja, lo que demuestra la existencia de ahorros. De la misma forma, los riojanos son los que más pecho sacan de su vivienda. Si menos de un 20% de los españoles está muy satisfecho con su hogar, esta cifra sube al 22,8% en la comunidad, por delante de aragoneses, navarros, vascos o castellano-leoneses.
Entre los grandes nueve factores analizados por el Instituto Nacional de Estadística, La Rioja también se cuela en otros dos 'podios'. En el caso de los parámetros que estudian el ocio y relaciones sociales la comunidad se encuentra en tercer lugar (superada por Navarra y Aragón), al igual que en gobernanza y derechos básicos (por detrás de la Comunidad Valenciana y Baleares).
Las decenas de estadísticas que se desgranan y se ponen en relación en el estudio de Condiciones de Vida también aportan curiosos detalles que pueden servir para completar una radiografía de La Rioja actual y que, por separado, podrían parecer anécdotas, pero que en su conjunto dibujan muy bien el día a día de la región.
Por ejemplo, los riojanos son los españoles que más a mano cuentan con familiares, amigos o vecinos a los que pedir ayuda inmediata. El 95,1% dice no tener dudas en que su demanda será atendida. dos puntos más que la media. Y, sin embargo, cada vez nos fiamos un poco menos del resto. De 2018 a 2023, ese índice de confianza alta o muy alta ha caído diez puntos hasta quedarse en un 54,5%, muy por detrás de navarros o vascos.
Y eso que los riojanos apenas declaran padecer delincuencia o vandalismo, lo que podría generar una sensación de inseguridad. Solo un 8% percibe ese problema a su alrededor, uno de los índices más bajos de España.
También destacan los vecinos de La Rioja, aunque por su desconexión, a la hora de participar en actividades políticas o manifestaciones. Desde 2015 se ha reducido casi a la mitad (del 9,3% al 4,7%) los que se han movilizado por causas políticas y ha aumentado del 56,8 al 63,7% los que no participan en estas convocatorias por puro y simple desinterés.
Sergio Andrés Cabello | UR
Sergio Andrés Cabello reconoce que, a primera vista, el estudio del INE deja a La Rioja «bien parada» y que la calidad de vida «se ha convertido en una seña de identidad de la comunidad, algo que los indicadores confirman». Sin embargo, el sociólogo de la UR, al analizar los detalles, destaca «un descenso en la mayoría de parámetros: educación, condiciones materiales de vida, trabajo, relaciones sociales...». «Nos muestran escenarios que, de convertirse en tendencia, nos situarían en una condición de riesgo», explica y desgrana, por ejemplo, el momento actual del sector primario (especialmente el momento por el que atraviesa el viñedo), el envejecimiento, el empeoramiento de la educación, el descenso de la seguridad, el acceso a la vivienda... «La fotografía es buena, pero hay señales de alarma, como confirmó hace unos días el informe de la Red Europea de Lucha Contra la Pobreza y la Exclusión Social», sostiene. «Debemos ir considerando esos riesgos porque La Rioja es una región estable pero el escenario se ha complicado. Contamos con buenas condiciones, pero no podemos ser condescendientes», concluye.
Víctor Renobell | UNIR
Víctor Renobell, sociólogo e investigador principal del grupo Democracia y Políticas Públicas de UNIR, explica que el informe «demuestra la división territorial, con un norte históricamente más desarrollado y que tiene una mejor percepción» y que, en este norte, «La Rioja destaca por su situación económica». Además, hace hincapié en el factor del envejecimiento. «Los mayores ven mejor los estándares de vida, vienen de una época peor y son más positivos, mientras que los jóvenes se muestran más reivindicativos», recalca. Esta mejor percepción ha logrado superar «la parada mundial provocada por la pandemia». «Ha costado mucho, pero se están recuperando los valores prepandémicos», indica.
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