Estado que presentaba ayer por la tarde el embalse González Lacasa, que en el último mes ha perdido 4,5 hectómetros cúbicos. J.E.

La Rioja encara la recta final del peor año hidrológico de la última década

La región acumula ya tres meses consecutivos de sequía, con solo 27,1 litros recogidos frente a los 121 de media histórica entre mayo, junio y julio

Viernes, 29 de julio 2022, 02:00

Olas de calor sofocante, temperaturas tórridas y sin noticias de una lluvia cada vez más necesaria, ausente desde hace ya tres meses, y sin previsión de aparecer en las próximas jornadas en las que, según anuncia la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), La Rioja volverá ... a ser un horno.

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La sequía es la nueva estampa regional y el año hidrológico riojano encara su recta final con los indicadores más pobres de la última década. A punto de cerrar julio, la estación de la AEMET en Logroño-Agoncillo contabiliza 294 litros por metro cuadrado, 65 menos que los registros históricos de la región, lo que supone un déficit del 18,10% y la peor cosecha hídrica riojana desde los años 2012 y 2013, cuando la comunidad afrontó los dos últimos peldaños del año hidrológico –agosto y septiembre– con unos registros de solo 217,3 y 294,1 litros, respectivamente. El año pasado a estas alturas la estadística ascendía a 343,7 litros por metro cuadrado.

2022 ya empezó mal. En enero solo se recogieron 10,9 litros, menos de la mitad de los habituales 28; y febrero fue desolador, con apenas 1,6 (23). Marzo, 40,9 (26) y abril, con 49,2 (46) fueron solo un espejismo que se diluyó con el avance de la primavera y la llegada de un verano que se prevé largo y asfixiante.

LOS EMBALSES

  • 21% menos de reservas que hace un mes. Sin los problemas de otras comunidades, los pantanos riojanos también acreditan que la sequía no es gratuita. Cerca del lleno en la primera semana de mayo, los tres embalses de la región que gestiona la CHE han perdido casi el 21% de sus reservas solo en el último mes, al pasar de los 112,526 hectómetros cúbicos de hace 30 días a los 88,933 de ayer, 23.593 millones de litros menos. Mansilla, con 44,177 (65,2%), ha visto mermada su despensa hídrica en 10,785; Pajares, con 22.557 (64,1%), la ha visto reducida en 8,301; y el González Lacasa, con 22,199 (67,4%), ha restado 4,507 hectómetros cúbicos. Aunque hace un año la reserva hídrica riojana en estos embalses era mayor, 98,889 (72,78%), el parte actual no difiere apenas de la media del último lustro y no hay riesgo de desabastecimiento de agua de boca.

En los últimos 90 días, La Rioja solo ha contabilizado 17 días de lluvias, pero solo en cinco de ellos se superaron los 2 litros por metro cuadrado. En mayo se desplomaron las precipitaciones, los previstos, por historia, 47 litros, se quedaron 14,1, repartidos en 7 días (5,6 el día 2; 2,3 el 11 y 4,8 el 14). Junio, con un día más de llovizna, fue aún más rácano: 5,8 frente a la media habitual de 44. Con cuatro días por debajo del medio litro y tres jornadas de precipitación inapreciable, solo el día 14 las nubes se esmeraron, no mucho, al dejar 2,2 litros por metro cuadrado.

Julio, que marcó su récord en 2017, con 86,6 litros, se marcha ya y, salvo sorpresa, sus registros no variarán de los actuales: 7,2 litros, 5,3 y el 5 y los restantes 1,9 un día después.

Preocupación por el viñedo y mazazo en la cosecha del cereal

Entre la desesperanza y la inquietud en el agro riojano. «La situación es complicadísima, en el cereal se han cumplido las previsiones y la cosecha ha sido un 40% inferior a la del año pasado», admite Óscar Salazar, presidente de UAGR, que, junto a la sequía, añade como problemas del drama agrícola el incremento de los precios de semillas, fertilizantes herbicidas y carburantes, entre otros. «A ver a qué precio vendemos y cómo se presenta la próxima sementera, pero me temo que en La Rioja descenderán considerablemente las hectáreas de cereal», advierte Salazar.

En UAGR tampoco ocultan su preocupación por la situación del viñedo. «Aunque el año ha sido sano en cuanto a enfermedades, las viñas notan la ausencia de agua y el temor es que la cosecha no sea muy abundante», alerta el sindicato.

El diagnóstico es casi calcado desde la sede de ARAG-ASAJA. Su presidente, Eduardo Pérez Hoces, avisa de lo insostenible de la situación debido al incremento constante de los costes de producción por los precios de los carburantes y los tratamientos y el consiguiente desplome de la rentabilidad del sector. «En cereal venía una cosecha histórica, pero los calores de mayo y junio han provocado una merma del 40%. En el resto, viñedos y frutales, ha habido sobrecostes por la necesidad de riegos, lo mismo que en la ganadería intensiva, donde la falta de pastos por la sequía obliga a comprar forrajes y piensos».

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