Secciones
Servicios
Destacamos
El coronavirus, que ya ha dejado cerca de 83.000 muertes en todo el país, ha tenido una letalidad desigual en cada territorio. Aunque ... Madrid, Cataluña y Andalucía acumulan el mayor número de fallecidos en términos absolutos, la comparación entre comunidades en relación con su población revela que La Rioja es la cuarta región con más fallecidos por coronavirus respecto a su población.
En concreto, en esta comunidad desde que se detectaron los primeros positivos hace ya un año y medio, han fallecido 810 personas, lo que supone 255 por cada 100.000 habitantes. Una tasa que solo superan Castilla-La Mancha, que encabeza la lista, con 296; seguido de Castilla y León (295) y Aragón (275). Proporcionalmente nuestra comunidad ha sido una de las más castigadas por las peores consecuencias del virus y a mucha distancia de regiones como Canarias, Baleares e incluso Galicia, donde el número de personas que han perdido la vida por coronavirus es superior, pero la incidencia acumulada de fallecidos es de 41, 77 y 93, respectivamente.
La primera ola de la pandemia afectó básicamente a todas las comunidades por igual. La letalidad se ensañó especialmente entre los mayores y, en concreto, entró y causó estragos en las residencias de la tercera edad. En La Rioja, los dos primeros casos de COVID llegaron el 2 de marzo del año pasado. El primero fue un sanitario que trabajaba en el hospital Txagorritxu de Vitoria y residía en Logroño, y el segundo, otro hombre vecino de Haro cuya afección fue detectada en el hospital Santiago Apóstol, de Miranda de Ebro. Ocho días después, se notificaban las primeras muertes, la de dos mujeres de edad avanzada con pluripatologías previas. Con los días, la nómina más trágica de la pandemia comenzó a engordar de forma drástica hasta la segunda semana de abril. En solo cinco días, el virus acabó con la vida de 66 personas en esta comunidad que, al igual que el resto, vivía el más estricto confinamiento, el domiciliario.
Así fue durante la primera ola y en menor medida durante la segunda, que se desató en octubre, hasta que el primer año de la pandemia se cerró con 588 muertos en nuestra comunidad. Las siguientes acometidas del COVID-19 han ido dejando un reguero de fallecidos hasta alcanzar ayer mismo los 810.
Esta última ola, la quinta, además de romper una larga racha de semanas sin decesos, ha supuesto el regreso del virus a las residencias de mayores. Desde el 24 de febrero no se notificaban casos en estos centros y el pasado 17 de julio se detectó el primer brote en La Estrella con doce infectados. Y lo peor es que también empezaron a notificarse las primeras muertes entre usuarios. De hecho, de los 31 muertos entre julio y lo que va de agosto, el grueso vivía en residencias, y eso a pesar de que todos ellos estaban inmunizados frente al COVID, es decir, se les había inyectado la pauta completa de vacunación. En Salud alegan que el fallecimiento de muchos de ellos es con COVID y no por COVID, al agravarse otro tipo de patologías, como, por ejemplo, insuficiencias cardiacas previas.
Aunque ha habido días en los que se han notificado hasta 4 fallecidos en esta quinta ola, lejos quedan las jornadas de abril de 2020 con hasta 17 fallecidos en 24 horas.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Una luna de miel que nunca vio la luz
El Comercio
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.