El balance de siniestralidad vial nunca es ni será grato. Detrás de cada accidente con víctimas mortales, aunque solo sea una, siempre habrá dolor, pero este 2019 que acaba de concluir ha sido especialmente doloroso en las carreteras riojanas. Un año aciago ... que se ha saldado con la vida de 18 personas –16 en vías interurbanas y dos en urbanas–, ocho más que un año antes. Así lo detalló este jueves el ministro del Interior en funciones, Fernando Grande-Marlaska, al presentar el balance anual de seguridad vial 2019 que contabiliza las víctimas registradas en las 24 horas siguientes a los siniestros y solo en vías interurbanas. En el conjunto del país, al contrario de lo ocurrido en La Rioja, el cómputo ha sido menos negativo, con 1.098 fallecidos en carreteras interurbanas, 90 menos que en el 2018, lo que representa un descenso del 7,6% y la cifra más baja de la historia desde que comenzó a efectuarse el balance en 1960.
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El último de los accidentes con consecuencias fatales en La Rioja se registró en la N-111, a la altura de Lardero, el pasado 28 de diciembre. Como consecuencia del siniestro, un hombre de 72 años, vecino de Logroño, dejaba la vida en el asfalto. Fue la última víctima mortal de un fatídico 2019 en el que otras quince personas fallecieron en vías interurbanas y dos en urbanas.
La N-232, pese a las medidas adoptadas para reducir la siniestralidad, sigue siendo la carretera que más víctimas acumula (8 en total en el 2019, frente a las dos del 2018) y tras ésta, el resto de muertes se contabilizaron en la AP-68, a su paso por Lardero, donde dejó la vida el pasado 25 de noviembre un vecino de la localidad vizcaína de Bermeo. En la red autonómica fallecieron otras seis personas, en concreto en los términos municipales de Entrena, Tricio –donde hubo dos víctimas mortales– Grañón, Nieva de Cameros y Alfaro. También el año pasado dos personas, de 85 y 73 años, fallecieron atropelladas en vías urbanas, en concreto, en la calle Carmen Medrano de Logroño, la primera, y en Haro, la segunda.
Pese al repunte de la dramática estadística, las cifras del 2019 no tienen nada que ver con los elevados datos de siniestralidad de hace apenas unos años. Hace una década, el 2009 cerró con 32 muertos y hace 30 años 80 personas fallecieron en la red de carreteras que atraviesan la comunidad.
Para Beatriz Zúñiga, jefa provincial de Tráfico en La Rioja, las cifras son lo que son y es innnegable que el balance no puede ser ni mucho menos positivo sobre todo en comparación con el 2018 cuando, a pesar de haber tenido seis fallecidos en vías interurbanas y cuatro en urbanas, el saldo final es que se habían reducido a la mitad tanto los accidentes como las víctimas mortales. Y este año no solo han repuntado dramáticamente el número de muertos en el asfalto sino que además La Rioja ha ido a contracorriente de la tendencia de descenso histórico nacional.
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Zúñiga, que no oculta su preocupación, sostiene además que lo más frustrante es «que muchos de los accidentes se podían haber evitado o las consecuencias no tenían que haber sido tan trágicas». Y es que, de acuerdo con sus datos, en buena parte de los siniestros el factor concurrente fue la distracción o la somnolencia. «También ha habido muchos excesos de velocidad y en varios de esos accidentes al exceso de velocidad o a la somnolencia, hay que sumar que el conductor había consumido alcohol o drogas y en otros el conductor no llevaba el cinturón de seguridad». La conclusión, por tanto, es que «todavía falta mucha concienciación sobre la responsabilidad que conlleva llevar un vehículo», señala.
Beatriz Zúñiga| jefa provincial de Tráfico en La Rioja
Aunque reconoce que el balance ha sido especialmente malo en la N-232, porque es la vía en la que siempre más personas dejan la vida, en esta ocasión, aunque ha habido menos accidentes con víctimas si se compara con el año anterior, «las consecuencias han sido peores». El factor concurrente en esta vía también ha sido la distracción, somnolencia, exceso de velocidad y también el exceso de confianza ya que «el conductor muchas veces piensa que conoce la carretera porque la transita todos los días y da lugar a que no adoptemos la precaución y prudencia que exige circular por una vía en la que hay que tener especial cuidado».
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Con el fin de mitigar el factor humano, Zúñiga anunció que este mes se reunirá la comisión autonómica de Seguridad Vial para planificar actuaciones conjuntas a corto y medio plazo complementarias al desvío de vehículos pesados a la AP-68 desde la N-232 a su paso por La Rioja. «Las consecuencias de los accidentes si se dejara a los camiones circular por la N-232 serían mayores», sostiene.
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