Mejor cada día, y con pinta de seguir así. Pero por ahora, lejos de estar bien. Esa, en resumen, es la situación de la pandemia en La Rioja a fecha de hoy. La comunidad, en la vanguardia de la incidencia del virus durante ... las dos olas, tomó ya a mediados de noviembre decididamente el camino de la mejoría. Pero, quizá por venir de tan alto, esa mejoría tarda en llevarnos a una situación que podamos calificar de buena. O, al menos, de aceptable.
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Partiendo de los criterios y umbrales que marcó el Ministerio de Sanidad en octubre (una especie de semáforo de cinco colores), La Rioja ha estado en los dos últimos meses muy por encima del rojo, el que marcaba el riesgo extremo en los principales indicadores de la pandemia. Solo en un punto estuvo siempre La Rioja por encima del resto: en la trazabilidad de los casos, es decir, el porcentaje de contagiados de los que se podía saber cómo se habían contagiado.
El resto era rojo. Rojo rabioso además, con tasas que multiplicaban por varias veces el umbral más extremo.
El cambio en las últimas semanas ha hecho mejorar mucho las cosas. Y así, cinco de los ocho indicadores principales han dejado ya el rojo, como se ve en el cuadro que acompaña a estas líneas. Lo cual no significa que hayan dejado el riesgo: dos se encuentran aún en riesgo «alto», y otras dos en riesgo «medio».
Y en conjunto, La Rioja está todavía en el escenario 4, el peor de todos los descritos por el Gobierno: con al menos dos de los cinco primeros indicadores y uno de los dos últimos todavía en rojo.
La Rioja ha llegado a esa situación tras varios días de buenos números seguidos, con el patrón que ya se produjo en la primera ola: primero rápida caída de casos activos, un poco más tardía (y más lenta) caída de la presión hospitalaria y finalmente, y la más morosa de todas, la de la mortalidad.
Así fue el día de ayer: ahora mismo, los contagios se retrotraen a los números de agosto, al inicio de este segundo embate del virus. La Rioja amanecía el martes festivo con otra fuerte bajada en los casos activos. La cuesta abajo sigue siendo empinada, y eso es buena noticia. Pero el monte aún es alto, con más de 600 casos activos ahora mismo: 601. La bajada de ayer, eso sí, era importante: 45 menos en un solo día, es decir, casi el 7% de descenso en una jornada. Este puente se han dejado atrás más de 150 casos activos.
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Logroño volvía a empujar en la bajada de casos. Ayer la capital caía en 24 positivos, hasta los 243. También las residencias de ancianos siguen con su descenso, lo cual es especialmente esperanzador. Ayer había 24 residentes positivos en 4 de los 32 centros de mayores de La Rioja.
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Y la presión hospitalaria seguía en su racha descendente, aunque sea de forma ligera: con 88 riojanos hospitalizados por COVID-19 (el lunes, 89). La UCI volvía ayer a 27 pacientes por coronavirus (el 50% de su capacidad ampliada, que está en 54 camas), que es la misma ocupación que ya tenía el día 3. De nuevo la unidad de intensivos se ha estabilizado, aunque un poco más abajo que hace diez días.
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Pero mientras, seguimos sufriendo las peores consecuencias de esta segunda ola. Así es esta pandemia: cuando los casos están en su mejor momento, continuamos contando fallecimientos. Y será así durante un tiempo, es de esperar. Es constatable: cualquier rebrote del virus no hará sino traducirse en más mortalidad en unas semanas.
La pandemia ya ha matado a 202 riojanos en esta segunda ola, de un total de 568. La única víctima mortal comunicada ayer era un hombre mayor, con antecedentes de riesgo, que no vivía en una residencia de ancianos.
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