Rincón de Soto se desvía al sur

El consenso para dejar sin servicio estos raíles parece generalizado en Rincón. No ocurre lo mismo, más bien todo lo contrario, cuando se trata de buscar alternativas. El proyecto que ahora está en desarrollo es la construcción de una variante ferroviaria por el norte, pero el Gobierno de La Rioja ya ha anunciado su decisión de paralizarlo –estaba impulsado por el anterior Ejecutivo que lideró la socialista Concha Andreu– y así se lo ha pedido al Ministerio de Transportes. El gabinete de Gonzalo Capellán está a la espera de noticias pero el presidente regional dejaba claro esta semana en el Parlamento su oposición al proyecto: «Es un crimen contra el paisaje y la economía de los rinconeros» que supondrá la pérdida «de cientos de millones de euros» y supondrá «aniquilar el patrimonio histórico, cultural, territorial, natural...».

Este contundente rechazo del dirigente del PP es compartido, quizá sin tanta vehemencia pero sí con más conocimiento e impacto, por muchos vecinos de Rincón. Aunque parten de una premisa: «Este problema lo han generado los políticos y ellos lo tienen que arreglar». Y a los representantes públicos les piden explicaciones. «Si existe la posibilidad de desarrollar otro proyecto que es menos agresivo para nuestro municipio, apostemos por él», asevera Lara Fernández. Se refiere a la alternativa por el sur, «que ya ha estado sobre la mesa y que en un momento determinado se descartó». ¿Por qué? «Parece ser que es cuestión de inmediatez. Según dicen, las obras de la variante norte podrían adjudicarse antes de final de año porque hay unos fondos europeos ya consignados», añade.

En este sentido, Gracia Fernández sostiene que esa construcción que se plantea «quiere hacerse en una zona inundable y eso es una ilegalidad». Más allá de que el proyecto contempla «levantar cinco puentes enormes, uno cada dos kilómetros aproximadamente. Serán estructuras de doce metros de altura».

Esta situación asusta a Eduardo Pardo y lo comenta con Manuel Pinilla, sentados en una mesa de la Cafetería Galo mientras atienden a dos periodistas de Diario LA RIOJA. Ambos vecinos se muestran también contrarios con un proyecto que «puede tener gente a favor en el pueblo, pero podemos estar hablando de un 20% frente al 80% que no queremos esa variante norte». En el caso de Pardo, agricultor ya jubilado, su rechazo viene motivado porque «tengo una finca en la zona de los sotos del Ebro. Ahora voy allí andando o en bici. Pero si las vías del tren pasan cerca, dejaré de ir porque se convertirá en un lugar peligroso».

Ese paraje es la principal área de expansión de Rincón de Soto, «donde vamos a pasear, a hacer deporte bien con bicicleta o corriendo, a hacer una comida o una merienda al aire libre... Es nuestro gran tesoro y de esta manera lo perderíamos», apunta Manuel Adán que conversa con unos amigos a las puertas de la escuela infantil Príncipe Felipe. A escasos metros están las actuales vías del tren «y ahora las quieren llevar a 200 metros de mi casa. Quitar el ferrocarril del centro y llevarlo a otro lugar, aunque esté más a las afueras, no es la solución sino trasladar un problema porque sigue afectando a vecinos del pueblo».

En cambio, la alternativa de la variante sur «es menos invasiva con el paisaje y los cultivos y también se podría aprovechar que por esa zona discurre el futuro desdoblamiento de la carretera N-232 y se unirían ahí ambas infraestructuras». De lo contrario, si la variante norte se ejecuta finalmente –el Gobierno central no va a frenar el proyecto, ha asegurado la delegado del Ejecutivo en La Rioja, la socialista Beatriz Arraiz– «tenemos el riesgo de quedarnos encajonados».

En diferentes balcones y comercios aún permanecen pancartas de 'No a la variante norte'. Sin embargo, quienes están a favor del proyecto se hacen notar menos. «Hay división, mal rollo», reconoce Eva Lafraya, presidenta de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Peras de Rincón. «Y en las cuadrillas de familias o de amigos, a veces es un tema tabú», añade. Ella expresa bien a las claras su rechazo al proyecto que defienden el Ministerio y ADIF (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias) «que no han escuchado al pueblo. Sí queremos variante, por el sur».

Más allá de las pérdidas económicas «que podríamos sufrir por la desaparición de hectáreas de cultivo, el proyecto del norte ataca el corazón de la DOP. Ahora cumplimos unos requisitos paisajísticos, a los que nos obliga Europa, y de la otra manera, con una infraestructura como la que se plantea, nada sería igual», alerta Lafraya. Esa variante «podría poner en juego nuestro futuro. Es una aberración. Estamos muy preocupados. Esto no es capricho de unos agricultores».