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La brasileña Bruna Moraes regenta la peluquería canina Venaquí en la calle Arrabal de Albelda de Iregua, en pleno barrio de Arriba. Mientras acicala a un perro de aguas explica que abrió su propio negocio en el bajo de su casa para no pagar el alquiler de un local. «Antes trabajaba en Logroño y, como llevaba a muchos clientes de aquí, me animé y abrí en septiembre. No me falta trabajo», afirma Bruna. Parece insólito pero su servicio para mascotas es la única tienda abierta a pie de calle en todo el barrio. Una zona que si bien se presenta tranquila un lunes por la mañana, en los últimos meses ha sido escenario de varios episodios violentos: una agresión sexual y otra física a la misma vecina, una joven albeldense de 28 años, así como, por otra parte, detenciones y redadas por robos y drogas.
«Cinco vecinos que dan guerra no representan a todo el barrio. Mi hijo de 6 años juega con el balón aquí, en la puerta. No tenemos miedo porque es un barrio tranquilo. Los problemas son puntuales y personales», cree Bruna. El casco antiguo de Albelda es multicultural y los vecinos reconocen los problemas de convivencia, pero los acotan a un grupo reducido y en la parte más alta, alrededor de la calle Eras. «¡Son todo calumnias!», exclama un hombre de etnia gitana junto a la plaza San Martín al preguntarle sobre los incidentes. «Donde está el jaleo es arriba, allí es donde tenéis que ir», señala su esposa.
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También es evidente la degradación de la zona, como la de cualquier casco viejo, donde conviven las casas en ruina, con algunos portales incluso apuntalados, y muebles desvencijados y abandonados en la calle, con rincones hermosos, llenos de flores. «Esto es como vivir en familia, cada uno vive en su casa pero, en verano, la gente sale a la fresca para hablar. Yo nunca he tenido problemas con nadie», explica Roberto Pérez, cubano que reside allí hace 16 años.
Ricardo Zapatero
AA VV Barrio de Arriba
«Vale la pena vivir aquí porque es muy pacífico y hay muy buenos vecinos. Yo salgo a la calle a cualquier hora y vivo tranquila, hay buena hermandad», expone su suegra, Alicia Grisales. Pero que en sus calles no perciban peligro no significa que no sean conscientes de los problemas. «Siempre he oído que hay trapicheo de marihuana. En los lugares de marginación siempre hay conflictos, aunque aquí es más lo que se habla que la verdad. Son problemas puntuales, muy localizados», considera Roberto Pérez.
Lo cierto es que la brigada de obras del Ayuntamiento de Albelda trabaja en acondicionar el mobiliario urbano. Ricardo Zapatero, presidente de la asociación de vecinos, asegura recorrer el barrio una vez a la semana con una concejala para señalar las necesidades. Ya plantean la rehabilitación de rincones, plazas... El equipo de gobierno local ha presentado un plan de reurbanización de calles al Gobierno de La Rioja solicitando su ayuda.
«Aunque falta embellecerlo un poco, es un barrio muy habitable. Yo llevo siete años y vivo de maravilla, sin ningún problema. He vivido en EE UU, en Cuba, en el Paseo de las Cien Tiendas de Logroño... y nunca me he sentido identificado con el barrio, pero ahora llevo a gala vivir aquí», confiesa Ricardo Zapatero. El presidente de la AA VV también reconoce los «hechos delictivos». «Suenan mucho y también se diluyen con mucha rapidez. Causan mala sensación. Esperamos que se solucionen porque lo lamentamos por la víctima», admite Zapatero. Por lo demás, asegura, «la vida aquí es agradable».
Dolores Aragón regresa a casa tras bajar al centro a comprar la revista '¡Hola!' y asegura, igualmente, que el barrio de Arriba «es tranquilo, aunque ahora está un poco movido». «Hay gitanos, pero nos llevamos todos bien. Yo me llevo maravillosamente con todos. Yo me hablo con todo el pueblo», asegura Dolores. «Debió de haber unas peleas y he visto movimiento, pero como todos los días veo pasar a la Policía...», apunta la vecina con normalidad.
Bruna Moraes
Peluquería canina Venaquí
David Prieto
Vecino de la calle Alejandra Jiménez
David Prieto reside desde hace 18 años en una de las calles más bajas y recuerda haber vivido «supertranquilo». «He salido con el plato a comer a la calle, incluso me he dejado las llaves puestas y no ha pasado nada», afirma este vecino. Sin embargo, la suya, Alejandra Jiménez, la que describía como «la calle más tranquila del mundo», ahora cuenta con «alguna cosa rara». «Se han producido algunos robos y ahora, en casa, por la noche, ante cualquier ruido, por precaución, te levantas y miras todo. Ahora tienes un poco de miedo», confiesa David. Pasadas las 12.00 horas, una patrulla recorre las calles Santa Isabel y La Carrera. «Hay que poner un poco de orden. Y aunque abajo estamos tranquilos, llevamos tres años en que día sí y día también la Guardia Civil se lleva a alguien», reconoce David.
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Estíbaliz Espinosa | Logroño
Carmen Nevot | Logroño
Cristina Cándido y Álex Sánchez
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