Roberto Vázquez tenía pensado recoger los melocotones amarillos el pasado viernes, pero, finalmente, por cuestiones organizativas, decidió esperar un día más: «Ya estaban maduros, pero el viernes teníamos que recolectar también calabacín». Fue la mujer de Roberto la primera en acudir, por la mañana temprano ... del sábado, a la finca de frutales:«Me llamó y me dijo, vente para acá que no hay nada que recoger porque os ha robado la fruta», recuerda. «No me lo podía creer –continúa– porque nos habían limpiado por la noche decenas de árboles de la variedad amarilla y también algunos de los rojos a pesar de que les quedaban todavía veinte días para madurar».
Roberto Vázquez es horticultor de Calahorra, aunque por diversificar cultivos completó su explotación con árboles frutales, melocotoneros, con diferentes variedades. Calcula que le han 'cosechado' casi una tonelada de producto: «Su valor puede estar en el entorno unos mil euros, pero sobre todo lo que nos preocupa es la sensación de impunidad que hay y la falta de recursos, de efectivos, de la Guarda Civil».
En este sentido, el agricultor denuncia que la situación ha cambiado mucho desde la pandemia:«Antes había más agentes y todos nos sentíamos más seguros; por supuesto que no es culpa de los efectivos que existen, sino de quienes tomen las decisiones aquí o en Madrid, porque cada vez hay menos y nos sentimos muy desprotegidos».
Roberto Vázquez también sufrió hace meses un robo de lechugas y conoce a varios agricultores a los que igualmente les han 'birlado' el fruto de su trabajo: «En mi caso pudimos denunciar el sábado por la tarde y gracias a que había hueco disponible porque ahora te atienden con cita previa para cuando hay disponibilidad». «La inspección –agrega– la hicieron el domingo, pero, para entonces, dónde estarán ya los melocotones».
El agricultor asegura que las explotaciones hortícolas las tiene cerradas, pero no puede vallar las fincas de frutales:«Cómo voy a poner puertas al campo», se pregunta. «El problema –continúa– es que se actúa sin miedo porque no hay apenas vigilancia y lo podemos comprobar en este caso en que se necesitan furgonetas y varias personas para recoger y trasladar los melocotones supongo que con la idea de revenderlos en mercadillos o donde sea».
Asaja pide más seguridad
En este sentido, la organización agraria ARAG-Asaja denunciaba ayer en una nota de prensa «los cada vez más frecuentes robos en explotaciones agrícolas de la zona de Calahorra y de la ribera del río Ebro». «Los robos que todos los años se producen con mayor frecuencia en estas fechas en explotaciones de frutales han experimentado un fuerte incremento debido a la impunidad de los ladrones ante la falta de vigilancia y efectivos de las fuerzas de Seguridad del Estado», denuncia el sindicato agrario.
ARAG-Asaja se hace eco del suceso delictivo del pasado fin de semana en la explotación de Roberto Vázquez, pero también de otros robos en explotaciones de otras frutas de temporada, como la nectarina, y el sindicato recuerda de nuevo a la delegada del Gobierno en La Rioja, Beatriz Arráiz, la necesidad de incrementar la vigilancia en las explotaciones con una dotación mayor de efectivos de la Guardia Civil. «Como bien saben los agricultores, el campo no tiene puertas y los ladrones aprovechan la ausencia de los propietarios durante la noche para arrasar con los cultivos»
De la misma forma, el sindicato UAGR reclama «más control y presencia policial ante los robos de fruta en La Rioja Baja». La Unión sospecha que «se trata de cuadrillas organizadas» y asegura que son varios los agricultores que han sufrido robos de melocotones en las últimas fechas.
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