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Económicamente ha habido momentos peores, pero «el campo sí está en crisis», explica el secretario general de ARAG-Asaja, Igor Fonseca, en el sentido de que «ahora hay que producir más con menos recursos y más sostenibles para sacar más producción porque el precio en ... origen es menor». Así que el reto está en «conseguir que sea una actividad rentable como otra cualquiera, porque a pesar de la profesionalización del sector, los resultados económicos son iguales o, incluso, peores que hace 30 ó 40 años». La situación es especialmente «mala» para la ganadería extensiva así como para las frutas y hortalizas, «en franca recesión» lo
que, «en algunos casos, lleva a a los agricultores a plantearse abandonar», pero no hay relevo generacional y, la consecuencia es el despoblamiento rural. A su juicio se ganará rentabilidad cumpliendo la Ley de la cadena alimentaria, dando valor a los productos propios frente a los importados, cualificando a los profesionales, mejorando las infraestructuras en los pueblos, poniendo menos trabas a la contratación, limitando los daños que causa la fauna silvestre y a través de la I+D+i. «Casi nada», concluye Fonseca.
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