Retales de una vida
Lola Barasoain | Recuperadora del arte de la almazuela ·
En 1987, Barasoain abrió un Centro de Documentación de las Almazuelas de La Rioja en Sorzano, donde actualmente resideSecciones
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Lola Barasoain | Recuperadora del arte de la almazuela ·
En 1987, Barasoain abrió un Centro de Documentación de las Almazuelas de La Rioja en Sorzano, donde actualmente resideHija de modista, Lola Barasoain se crió entre las agujas y los alfileres que han marcado su destino. Vino al mundo en Uztarroz, en el navarro valle del Roncal. Pero reconoce que le debe todo a La Rioja, donde se estableció hace cerca de medio ... siglo y ha forjado su camino.
Barasoain llegó a nuestra región en 1970, tras haber contraído nupcias con un riojano. Venía de estudiar Diseño en París, de trabajar en una casa de alta costura y de vivir el Mayo del 68 y la lucha feminista.
Con todo ese mundo en la retina acabó por fijar su residencia junto al que hoy es su exmarido en el pequeño pueblo camerano de Trevijano, que por aquel entonces languidecía y se entregaba al abandono.
lola barasoain
Una imagen no se le iba de la cabeza, pese a hallarse en este remoto rincón del Camero Viejo. «Durante una visita al Museo del Hombre de París vi en la sección de Egipto una pieza textil, elaborada con trocitos de tela, que me maravilló por su belleza», afirma. Cosas de la vida, tiempo después su entonces esposo encontró un tapiz muy similar cerca de Trevijano. «A partir de ahí inicié un trabajo de investigación e iba haciendo encuestas puerta por puerta», recuerda.
Lola quería saber cómo se habían trabajado en nuestra región esos mosaicos con telas, que a ella le parecían auténticas obras de arte. Sin embargo, se llevó más de un portazo. «En el siglo XIX había existido esa tradición en La Rioja, pero en los 70 ya casi nadie la mantenía», contextualiza. Y es que en el último cuarto del siglo pasado, aquella labor de creación a partir de trozos de ropa vieja se veía como «lo peor de la cultura del reciclado». «Me decían que era cosa de pobres», evoca.
No le resultó sencillo desentrañar cómo esta técnica de recuperación textil, que desde su origen en Egipto se había extendido por todo el mundo, había arraigado en La Rioja. Pero años después comenzó a acudir a exposiciones por otras ciudades de España. «Me ofrecían mostrar algo tan novedoso como un arte reciclado», señala. Un arte para el que unos amigos historiadores le «regalaron» la palabra árabe 'almazuela'.
El trabajo -que en otros lugares se conoce como 'patchwork'- pronto empezó a acaparar titulares y a recuperar el reconocimiento social. En 1987, Barasoain abrió un Centro de Documentación de las Almazuelas de La Rioja en Sorzano, donde actualmente reside. A ella se le debe que la almazuela sea valorada hoy como una pieza de arte. Por eso, subraya: «No me gustan las ferias de artesanía». «Creo que la labor de los artesanos debería estar en los museos, no en la calle», argumenta.
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