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Un registro 'oficial' de diez nombres y una investigación 'oficiosa' que los deja en seis seguros, dos como posibles, y entre los que sólo uno repite. El memorialista Jesús Vicente Aguirre lo tiene claro, y en su 'Al fin de la batalla, y muerto el combatiente...' concluye tras un minucioso estudio que vio la luz en el 2014 que los riojanos que fueron enterrados en el Valle de los Caídos, salvo error u omisión, «y como se puede comprobar», fueron muy pocos, y todos del bando 'nacional'.
El Ministerio de Justicia publicaba, en cumplimiento de la llamada Ley de la Memoria Histórica, un listado con los 21.423 nombres de los enterrados en el Valle de los Caídos (el total de restos es de 33.833, 12.410 sin identificar de los cuales se sospecha que la gran mayoría corresponden a víctimas republicanas), entre los que solo hay un 'riojano', Julián Hernández Carlos, y que en realidad no es tal.
Soldados franquistas 1.689
Soldados republicanos 25
'Mártires' nacionales 96
Represaliados franquistas 2.002
Se trata de un soldado enterrado en el cementerio de Logroño, natural de Coria (Cáceres), desde donde su ayuntamiento, con fecha 18 de noviembre de 1958, transmite el deseo de sus familiares para que sea trasladado a San Lorenzo de El Escorial (Madrid), como puede verse en el Archivo Histórico Provincial. La confusión 'oficial' es tal que el citado Ministerio, además, registra en el mapa de fosas de La Rioja elaborado para el mismo fin un total de 10 nombres (incluido el del 'caído' de Coria) que fueron inhumados en el Valle provenientes del cementerio de la capital de La Rioja, pero de los que sólo uno era riojano, y éste 'de verdad', originario de Logroño para más señas.
Se trata del falangista Joaquín Heras Ruiz de Zuazo, de Logroño, que no aparece en el listado ministerial pero sí en el registro del mapa de fosas. Muerto el 2 de julio de 1938 a los 22 años en Alcora, en el frente de Castellón, y enterrado en Logroño 14 días después. Hijo de Darío y Eulalia, empleado de farmacia y camisa vieja de Falange, según los datos recopilados por Aguirre en su obra. Su hermano Alejandro también estuvo en el frente franquista (después de la guerra se alistará en la División Azul y morirá en el frente ruso).
Al nombre del único riojano trasladado desde La Rioja al mausoleo madrileño se le unirían hasta cuatro más, según recogen los propios listados del Patronato de la Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, procedentes de Guipúzcoa. Ángel González Vidaurreta, de Aguilar del Río Alhama; Salustiano Fernández Moreno, de Laguna de Cameros; Blas Fernández Garrido, de Logroño; y Emilio Bezares Salazar, de Briñas. También llega al Valle un quinto riojano, desde Vitoria, Nicolás Jiménez Pargaray, de San Vicente de la Sonsierra (aunque en el listado aparece como alavés). A los seis 'caídos' riojanos trasladados a Cuelgamuros, en el municipio de San Lorenzo de El Escorial, se le añadirían como posibles otros dos más: Clemente García Villahoz y Jesús Hernáez Balanza, que aunque ninguno aparece en el listado oficial, así lo apunta Orestes González en su folleto 'Huércanos, sus soldados muertos en la guerra del 36'.
'Al fin de la batalla, y muerto el combatiente...' recoge los nombres y las circunstancias de los riojanos que murieron combatiendo en la Guerra Civil. La inmensa mayoría encuadrados en el ejército franquista (nacional) como correspondía a una región que, en su totalidad, estuvo en manos de los sublevados desde el 22 de julio de 1936. Un ejército que formaron, como puede verse en el libro, «voluntarios falangistas, requetés e izquierdistas (que buscaban su salvación personal o familiar) y, sobre todo, soldados de reemplazo». En total, hasta 1.689 riojanos murieron en el campo de batalla, según la investigación de Aguirre, en el ejército de Franco -por solo 25 en el republicano-.
Llegado 1952 cada pueblo hubo de enviar su propio listado de muertos en el frente dando cumplimiento a la decisión del Consejo de Ministros del 24 de octubre: se urge información sobre los combatientes muertos «en nuestra Cruzada» y los «mártires que en su caso hubiera», en ambos casos con la localización del lugar de sepultura, «y si las familias están dispuestas a entregarlos para trasladar sus restos al Valle de los Caídos». El entonces gobernador civil, Alberto Martín Gamero, responde con 53 folios cuajados de nombres y respuestas. Los esfuerzos bucrocráticos continúan ya en el año 1958, previo a la inauguración del 'monumento'. 1.464 combatientes y 46 mártires 'nacionales' (que ascienden a 1.689 y 96 tras el estudio de Aguirre) para su posible traslado al paraje de Cuelgamuros y que se quedó sobre el papel.
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Alfonso Torices (texto) | Madrid y Clara Privé (gráficos) | Santander
Sergio Martínez | Logroño
Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
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