Edmundo mira a la piscina de la que fue rescatado junto a Javier y Sara. Justo Rodríguez
Susto en La Ribera

El otro rescate de un nadador riojano

Los socorristas impiden la muerte de un hombre desvanecido en el agua al que reviven con un desfibrilador

África Azcona

Logroño

Viernes, 24 de junio 2022

El pasado 3 de junio los socorristas del polideportivo La Ribera impidieron la muerte de un usuario de la piscina al que rescataron inconsciente del agua. La coordinación y la rápida intervención fueron decisivos para salvarle pese a que permaneció en parada cardiorrespiratoria entre 3 ... y 4 minutos, una especie de «muerte recuperada» a la que el ATS Javier Garrido y la socorrista Sara Medel, los grandes protagonistas de esta historia con final feliz, se refieren como «un auténtico milagro». El suceso guarda, por otro lado, muchas similitudes con el rescate de Anita Álvarez, la nadadora que se desmayó en el agua en los mundiales de natación que celebran en Budapest.

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Como ella, Edmundo Loza Olave, de 66 años, también se desvaneció y perdió el control. Su último recuerdo es que acababa de hacer los primeros 25 largos y, tras un pequeño descanso, se preparaba para otra tanda de 25, lo habitual en él dentro de su rutina habitual en La Ribera. De repente todo se volvió negro hasta que despertó en la UCI del Hospital San Pedro, sin saber muy bien qué hacía ahí. «Luego ya me lo explicaron todo», recordaba este vierns todavía incrédulo por este incidente después de una vida dedicada al deporte como aficionado y como profesor de la UR, donde ha sido profesor de Educación Física. Fue Sara quien desde su puesto de vigilancia se percató de que algo iba mal. «Le vi que se apoyaba en la corchera y que intentaba llegar al borde, pero empezó a hundirse», así es como recuerda el momento antes de tirarse sin pensarlo a la piscina y rescatarlo. Pero no estuvo sola. En pocos minutos los bañistas que se encontraban en ese momento y el personal de mantenimiento, viendo el grave estado de Edmundo, colaboraron en lo que pudieron. Mientras ya fuera del agua ella iniciaba la reanimación cardiopulmonar, el resto de usuarios empezaron a llevar sus toallas para facilitar la tarea, otros llamaron a la ambulancia y fueron a buscar al enfermero Javier Garrido. «Cuando llegué -relata este- todavía respiraba y tenía signos de vida, pero de repente su pulso y su corazón se pararon». Acababa de sufrir un infarto de miocardio. Lo que siguió a continuación fueron unos minutos interminables. «Nuestro único objetivo era salvarle la vida. No pensábamos otra cosa. Yo le gritaba ¡Edmundo lucha, lucha por tu vida! mientras les repetíamos series de 30 comprensiones y dos insuflaciones». Hasta que les llevaron el desfibrilador del gimnasio.

Edmundo Loza Olave, de 66 años, se desvaneció y perdió el control. Su último recuerdo es que acababa de hacer los primeros 25 largos

La primera descarga fue crucial, a partir de ahí -recordaban-, empezó a recuperar débilmente el pulso y dar síntomas de recuperación. Habían logrado mantenerlo con vida. Según constataron los médicos, esta intervención fue decisiva y también «milagrosa», pues pocos regresan a la vida después de pender de un hilo durante unos minutos.

Este viernes, ya recuperado y animado, regresó al lugar donde volvió a nacer. Ya lo hizo tras recibir el alta el 10 de junio para agradecer «a todos los empleados de La Ribera», su la labor en equipo que evitó su fallecimiento. De la dura experiencia le ha quedado una estrecha relación con Javier y Sara, con los que tiene pendiente una comida, y con el resto de bañista que presenciaron el 'milagro'. «Han sido más que héroes», señalaba haciendo hincapié en la buena actuación de sus salvadores. «no debió ser nada fácil...», decía agradecido este profesor de la UR recién jubilado, que sabe de lo que habla. Se da la circunstancia de que también es socorrista acuático y en sus años de docencia ha impartido muchas veces clases sobre primeros auxilios. Pero, además, es un experimentando deportista, algo que según valora Javier Garrido, fue decisivo en su reanimación.

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«Han sido más que héroes», señalaba haciendo hincapié en la buena actuación de sus salvadores. «no debió ser nada fácil...»

«Su complexión atlética ha sido fundamental, su físico le ha ayudado a salir adelante», señala el ATS de La Ribera, que con una antigüedad de diez años en el polideportivo, nunca se había enfrentando a un incidente como este, y eso que ha visto muchos ictus, desvanecimientos, cortes..., «aunque por suerte nada grave». Sara, por su parte, considera que este incidente ha puesto de manifiesto la necesidad de contar con desfibriladores. Ha sido decisivo en el caso del alumnos del Cosme y lo fue también con Edmundo. «Los desfibriladores son la mejor inversión, el mejor dinero que ha destinado el Ayuntamiento. Edmundo empezó a reaccionar con el primer chispazo; todos tendríamos que saber manejarlos, estamos viendo que salva vida y su manejo es muy sencillo».

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