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La planta de Pediatría del Hospital San Pedro es, al menos estéticamente, la más amable de todas con sus colores cálidos, sus paredes decoradas con paisajes infantiles, dinosaurios, cigüeñas y la zona de juegos habilitada al fondo, justo enfrente de la sala de ingreso de ... los lactantes. Desde hace días, el ala izquierda de la primera planta (13 habitaciones, una más de cuidados intermedios y 6 cunas para lactantes) es una de las más demandadas. La culpa la tiene el Virus Respiratorio Sincitial (VRS), principal causa de hospitalización por infección respiratoria en menores de 2 años en países desarrollados y que ha llegado a ocupar todas las camas pediátricas del San Pedro durante las últimas semanas.
No es algo excepcional en los momentos de mayor incidencia del virus –«desde el puente de diciembre hasta después de Reyes», acotan Cristina García e Isabel Sáenz, especialistas pediátricas de Urgencias y Hospitalización–, pero sí que este año se ha adelantado en el tiempo, más de un mes en relación a años precedentes.
120 atenciones pediátricas se han registrado los últimos fines de semana en el servicio de Urgencias del San Pedro, la mayoría, por virus respiratorios.
5-7 días de ingreso es la estancia media de los pacientes pediátricos hospitalizados.
De hecho, explican, con la irrupción del SARS-CoV-2, los ciclos de los virus respiratorios se han alterado. Quizá, sospechan a expensas de que la investigación lo confirme, por las medidas sanitarias (mascarilla, lavado de manos, distancia social, etc.) y restricciones vinculadas a la pandemia. Y es que el último invierno fue especialmente benigno con «cero casos de VRS entre diciembre y junio». El virus despertó en verano y provocó un goteo constante de ingresos hospitalarios por bronquiolitis que desde finales de septiembre ha ido ganando fuerza hasta ser el responsable de prácticamente el cien por cien de los ingresos en Pediatría.
Las nuevas urgencias pediátricas fue donde primero impactó el repunte del virus. Tras registrar un desplome de sus atenciones durante la pandemia (con suelos de 30 pacientes en 24 horas) han visto cómo se disparan con una media diaria de 90 menores atendidos en 24 horas y picos en fin de semana de hasta 120. Prácticamente nueve de cada diez urgencias son ahora por virus respiratorios y entre el 10 y el 15% requieren ingreso.
A esas cifras tan elevadas también contribuye, paradójicamente, que la circulación del VRS durante el invierno pasado fuera ínfima. Aunque el virus afecta sobre todo a menores de dos años, la mayor parte de los casos graves que hasta ahora acababan hospitalizados eran de lactantes menores de 6 meses o, en todo caso, bebés de menos de 12 meses. Ahora, explican las pediatras, están viendo casos graves de niños de entre 12 y 24 meses ingresados con bronquiolitis. Son quienes no estuvieron en contacto con el virus en su primer año de vida y han sufrido ahora su primera infección, su primer episodio grave.
«Cuando ingresan se hace un test nasofaríngeo (como una PCR) con el que se analiza una batería de 16 tipos y subtipos de virus. El 97% de los ingresos son por VRS», sostienen García y Sáenz, que explican que son los casos en los que la insuficiencia respiratoria genera hipoxemia (bajo nivel de oxígeno en sangre) y que pueden provocar ingresos de entre 5 y 7 días de duración.
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El tratamiento, para muchos de ellos, es la administración de oxígeno que, en los episodios más graves, pueden llegar a requerir ventilación mecánica. En los casos en los que esa necesidad de ventilación mecánica es superior a unas horas, son trasladados a algunas de las unidades de críticos de Burgos, Cruces o Zaragoza. «Este año hemo tenido que realizar uno y hubo otros dos casos severos a los que pudimos quitarles la ventilación mecánica antes de las 24 horas».
Mientras desde la Sociedad Española de Neonatología se advierte de que el VRS «podría comprometer los centros hospitalarios y de Atención Primaria durante el próximo invierno», las pediatras del San Pedro recuerdan que habrá que ver cómo se comportan a partir de ahora los virus sincitial, el de la gripe y el coronavirus, el escenario temido del pasado invierno y que finalmente no se produjo por la incomparecencia de los dos primeros.
Los virus respiratorios son los grandes protagonistas no solo en la planta de Pediatría del Hospital San Pedro, sino también en el servicio de Urgencias. En todo caso, otros virus también se han hecho fuertes durante los últimos meses, explican las dos pediatras.
«Durante el mes de septiembre y hasta después del puente del Pilar ha habido una epidemia muy fuerte de gastroenteritis», apuntan recordando que también el año pasado las atenciones pediátricas por este tipo de procesos víricos disminuyeron drásticamente.
«En Urgencias, muchas veces no podemos discriminar qué virus son los que entran (el análisis se hace a quienes ingresan), pero nos lo podemos imaginar», explican. Uno de ellos es el enterovirus que provoca la enfermedad boca-mano-pie. «Hubo epidemia a partir de San Mateo y aún se siguen viendo pacientes, lo mismo que pasa con otros enterovirus», completan.
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