El otro día me multaron
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De cómo es bueno que sea difícil aparcar en el centro de las ciudadesMIÉRCOLES | COCHES
El miércoles me pusieron una multa. Una multa bien puesta, ojo: el señor policía que me adornó el parabrisas –60 pavos, 30 si no me olvido de pagarla un día de estos, cosa probable– tenía toda la razón. Porque había escupido el coche («aparcado» es ... un verbo demasiado generoso para el caso) en un sitio cuya única cosa buena es que está al lado del curro.
La multa tuvo la virtud de hacerme pensar un poco. Cierto, aquí no hay quien aparque. Pero igual el problema es la definición de «aquí». A las horas en las que vengo a levantar el país no suele haber problema para dejar el coche en un par de zonas que están a diez minutos andando de esta casa. Lo sé perfectamente, claro. Pero, ay, soy logroñés de toda la vida. Y eso implica, casi dicta, que la mayoría de los días acabo dando vueltas para aparcar, si es posible, en la misma puerta. Aunque sea encima de una acera.
«Aquí», pues, es un concepto extraño. Para un madrileño, conseguir dejar el coche a esa distancia que muchos días me da tanta pereza sería haber aparcado «aquí». Para un tipo de Logroño como yo, es casi otro barrio. La cosa es que esa costumbre del coche de puerta a puerta ha acabado moldeando las ciudades en las que vivimos durante décadas. Y que, aunque casi todos sepamos que esa es una costumbre insostenible, cuando una ciudad intenta cambiar le crujen las costuras y se le enrocan los nervios.
Es evidente: sí, aparcar en el centro de Logroño es difícil, es más difícil que hace un par de años, y va a ser cada vez más difícil. Y más caro, lean hoy a mi compañero Sergio Martínez. Pero cuando me imagino el futuro que quiero para mi Logroño, de verdad que creo que es mejor así. Dejando aparte las cosas obvias (el cambio climático, esas pequeñeces) una ciudad levantada sobre la facilidad de llegar en coche hasta el mismo centro acaba siendo no una ciudad, sino un dónut. Miren ustedes si no cómo esta capital tan pequeña sufre un número creciente de zonas muy céntricas en las que nadie se plantea comprarse una casa. Y eso es algo más que un problema, es un suicidio urbano, una garantía de problemas continuos, un desastre para todos, incluyendo ese comercio tan tentado de pregonar las virtudes de la doble fila.
Ya ven. Al final igual hasta tengo que darle las gracias al señor policía.
JUEVES | BRETÓN
A la política riojana le crecen los enanos. Dicho sea, ustedes me perdonen, en el sentido porcentual. Además de los dos que cortan el bacalao, son ya cinco los partidos pequeñicos que aspiran a morder la tarta y conseguir, como proeza, entre uno y dos escaños en el Parlamento. Por la izquierda la unión IU-Podemos, como quiera que se termine llamando. Hacia el centro, el 'La Rioja Ahora' que también es una unión, entre el PR+ y ese fenómeno impredecible y multiforme que es la 'España Vacía'. Hacia la derecha, el exangüe Ciudadanos, el ultra Vox y, ahora, el recién llegado 'Por La Rioja', que se presenta este miércoles. Un partido de enfadados, tanto con el PR+ como con el PP, articulados en torno al enfadado Bretón al que Génova dejó fuera de la carrera 'popular'. Sospecho que la noticia fue recibida con poca sorpresa, pero con mucho regocijo en el PSOE, enojo en el PP y algo de terror en 'La Rioja Ahora', que no anda sobrada de perspectivas como para dividir sus votos. Y también sospecho que para el común de los mortales seguirle la pista a las papeletas que habrá en la mesa el 28M empieza a ser una heroicidad.
VIERNES | DIALNET
Ya que no solemos ganar la Champions League, o al menos no todos los años, quizá podamos los riojanos decidir sentirnos orgullosos de otras cosas. No sé si a usted le sonará 'Dialnet'. Si no, no se preocupe, le pasa a muchos. Pero no debería. Esa iniciativa (uno de los mayores almacenes de literatura científica del mundo, y probablemente el mayor en español) es un caso de éxito que sería para estar orgulloso en cualquier sitio, y más partiendo de uno tan pequeño como La Rioja. El otro día vino una ministra a anunciar una inyección de dinero en Dialnet. Bien está, porque los éxitos necesitan riego. No se mantienen solos.
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