Secciones
Servicios
Destacamos
Con la Navidad en puertas y la campaña de compras ya lanzada, las organizaciones de consumidores unidas en la CECU se han puesto en marcha contra un fenómeno que ya parece totalmente imparable: las falsificaciones que inundan los mercados de productos que imitan a ... los de otras marcas.
No es ninguna tontería: se calcula que en la UE se pierden cada año 8.800 millones de euros y unos 100.000 puestos de trabajo por las compras de estos productos que se aprovechan de la marca del original para hacer caja a costa de la codicia de quien no puede (o no quiere) pagar el justo precio de un artículo.
Es un problemón económico, sin duda, pero la CECU recuerda además que estos productos suponen también «un serio problema para la salud y la seguridad». Y por eso han lanzado la campaña «Verdadero o Falso. Elige lo original» para intentar afectar a las decisiones de compra en la campaña navideña.
«Hablamos de problemas económicos y laborales, pero también medioambientales y de seguridad: muchas se hacen con componentes ilegales, en unas condiciones higiénicas nada saludables, por lo que suponen una estafa no sólo desde el punto de vista económico», alertaba esta semana el presidente de la CECU, Fernando Móner, en unas declaraciones recogidas por la Agencia Efe.
Porque los productos originales están sujetos a las regulaciones legales pertinentes, pero las falsificaciones evidentemente no se atienen a ninguna norma. «Un perfume no original puede provocar dermatitis, alergias o incluso cáncer, dado que algunos suelen incluir metales pesados en su composición; un juguete falso puede romperse con facilidad y provocar cortes o asfixia en el niño».
Las recomendaciones, sin embargo, parecen caer en saco roto: entre el 15 y el 20% de los españoles es consumidor habitual de falsificaciones, que además van mejorando: «Cada vez es más complejo diferenciarlas de las originales», señala Móner. Al menos en su apariencia exterior, porque el interior, como queda dicho, nadie ha controlado calidad o salubridad.
Y la cosa se complica en Internet, y aunque el trabajo de Policía y Guardia Civil contra las ventas de productos ilegales da cada vez más frutos, hay que apelar a la responsabilidad de los ciudadanos, avisa en declaraciones a Efe la responsable de la Oficina Española de Patentes y Marcas, Mónica Castillo.
Según los últimos datos de la Oficina de Propiedad Intelectual de la UE (Euipo), la falsificación y la piratería causan unas pérdidas de más de 8.800 millones de euros de ventas y de 98.500 empleos cada año en España.
De ellos, 7.100 millones y 67.200 puestos corresponden a los nueve sectores más afectados: cosmética y cuidado personal; vestimenta, calzado y accesorios; artículos de deporte; juguetes y juegos; joyería y relojes; bolsos; industria discográfica; bebidas alcohólicas y vino, e industria farmacéutica.
Sólo el año pasado, las fuerzas y cuerpos de seguridad y la Agencia Tributaria intervinieron más de cuatro millones de productos falsificados que en el mercado habrían alcanzado un valor de casi 800 millones de euros.
Desde la Asociación para la Defensa de la Marca (Andema), su director general, José Antonio Moreno, insiste en que todos estos productos «no pasan por ningún control de calidad, se fabrican en países donde no se hace ningún tipo de seguimiento ni hay requisitos industriales y ponen en peligro serio la salud y la seguridad del consumidor».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.