«La reforma ha puesto límites a la precariedad y a la temporalidad»

– Han sido meses intensos...

– Muy intensos. La reforma laboral era un proceso complejo, con una apuesta de llegar a un acuerdo entre empresarios y sindicatos, partes con intereses opuestos. Finalmente hemos ofrecido a la sociedad un buen acuerdo, para los trabajadores y las empresas. Se han puesto límites a la precariedad y a la temporalidad y se han recuperado derechos en cuanto a la prevalencia de los convenios colectivos y estatales.

– ¿Cómo ha sido formar parte de una negociación de este calado?

– Estar dentro es apasionante. Hay momentos de altibajos, unos en los que piensas que no hay nada que hacer, otros en los que te ves con fuerza y sigues... Pero hemos demostrado que es posible llegar a acuerdos. La de 2012 fue una reforma impuesta y que ha llevado a unas derivas insostenibles en el mercado de trabajo. Los empresarios han entendido que no hay productividad ni formación sin relaciones laborales aceptables. Por otra parte, llegábamos a la negociación después de que Europa alertase de la temporalidad española y era necesario abordar este asunto, del cual además dependen buena parte de las ayudas.

– Desde sectores de la izquierda se ha criticado esta reforma.

– Las personas que han hecho crítica a esta reforma conocen poco de las relaciones laborales de este país. Lo sustancial lo hemos abordado para terminar con cuestiones que han generado pobreza laboral y dualidad en las empresas. La reforma que se ha producido en materia de contratación era impensable hace poco. Ahora el contrato se presume indefinido, y es que si algún problema tenía el mercado era la temporalidad, más del 90% de los contratos firmados eran eventuales.

– Es cierto que no se ha aumentado la indemnización por despido, como algunos reclamaban.

– En ningún momento hemos ocultado lo que estábamos negociando, y esa cuestión no estaba encima de la mesa. Sin embargo, no quiere decir que no haya influido. Esta reforma actúa en el despido y la indemnización a través del cambio de prevalencia en los convenios, ya que va a suponer un aumento sustancial de los salarios, y a más salario, más indemnización. Repercute en los más precarizados. Sin embargo, no hemos cerrado ningún capítulo, entendemos que la regulación laboral necesita actualizarse.

– ¿Cómo vivió la votación de la reforma en el Congreso?

– Fue un espectáculo lamentable. En ningún momento hablaron de los contenidos. Muchos partidos no han sabido analizar lo que supone la reforma, no se la han leído y los problemas de los trabajadores les importan poco; solo quieren cuestionar el diálogo social.

– También se ha aprobado una subida del Salario Mínimo, aunque sin la aprobación en este caso de los empresarios.

– Hay un compromiso de que se tiene que situar en la media y cuando arrancó la legislatura estábamos muy lejos. El Salario Mínimo tiene que servir para que las personas tengan una vida digna, y con menos de 1.000 euros es difícil. Los empresarios no lo han considerado oportuno, pero nosotros creemos que como consecuencia de los acuerdos logrados durante la pandemia la recuperación está siendo muy rápida.

– ¿Salen reforzados los sindicatos tras estos acuerdos?

– La forma en la que lo medimos es el crecimiento afiliativo y representativo y en ese sentido hemos tenido un fortalecimiento. Defendemos los intereses de una parte de la sociedad, de los trabajadores, y muchas veces quienes nos critican no tienen ni idea de lo que hacemos los sindicatos.