Secciones
Servicios
Destacamos
El próximo miércoles, 1 de mayo, se cumplen 40 años de la inauguración de lo que ahora se conoce como cementerio civil - Memorial La Barranca.
Esta historia arranca con las tres fosas comunes en las que fueron asesinadas algo más de 400 personas entre el ... 10 de septiembre y el 15 de diciembre de 1936 -la mayor parte de ellas riojanas y alguna de Navarra- durante la Guerra Civil.
A partir de entonces, especialmente desde 1939, lo que conocemos como las 'Mujeres de Negro' (las madres, esposas e hijas de los 'tumbados') fueron a La Barranca cada 1 de noviembre para acompañar a sus allegados, depositar flores y cuidar aquel espacio inhóspito, en medio de un campo enorme, entonces la Dehesa de Barrigüelo, en el término de Lardero. «Estas visitas es lo que han hecho que La Barranca sea prácticamente la primera fosa reconocida grande de todo el país», explica Chuchi Cámara, uno de los miembros de la Asociación La Barranca.
El nombre del cementerio civil, según explica, se debe a la existencia en aquel entonces de un barranco por donde discurría el agua. «Lo que hicieron fue llenarlo de cuerpos y echarles tierra encima, evitando así la necesidad de cavar», dice. Hasta 1979 las visitas se hacía exclusivamente el 1 de noviembre por los familiares, y lo que había allí eran, dibujadas con unos canteros de tierra, las filas de los enterramientos de las 400 personas muertas. «No había vallas, no había nada, era una visita muy familiar, para recordar a los asesinados en 1936», señala Cámara.
Fue a partir de 1976, con la muerte Franco, cuando se creó una comisión que se encargó de negociar con los propietarios de la finca y con el gobernador civil de aquel momento, José María Adán García. Esta comisión dio los primeros pasos para que se concediera ese espacio de terreno a nombre de la Diputación Provincial, propiedad que luego pasó a estar a nombre del Gobierno de La Rioja. Esa comisión estaba formada fundamentalmente por tres personas: Damián Santamaría, de Nájera; Lorenzo Zaldívar, de Navarrete; y Pablo Sáez, de Villamediana. Estos contaron además con el apoyo de los abogados Javier Sáenz Cosculluela y Rafael Gómez Soria. Los cinco iniciaron la tramitación para solicitar los permisos para que se cediese el terreno a la diputación y que se pudiera empezar a construir en 1978 lo que es el recinto actual de La Barranca.
Según explica Jesús Vicente Aguirre, otro de los miembros de la Asociación La Barranca, «es un memorial al recuerdo de lo que allí pasó, a los ideales de aquellas personas y una apuesta de futuro para que prevalezca la verdad, la justicia y la reparación». «No podemos -añade- renunciar ni perder nuestra memoria. Tenemos que recordar a la gente que antes que nosotros vivió y luchó por los ideales, la justicia, la paz, la mejora en la sociedad y la convivencia. Sigue siendo necesaria esa vacuna contra la intolerancia. La Barranca es una manera de solidarizarnos, independientemente de las ideas de cada uno, con lo que no debió ocurrir nunca: que los vecinos mataran a otros vecinos por una forma de pensar diferente».
Este cementerio civil tiene como valor principal el dignificar la imagen de las 400 personas que fueron sacadas de sus casas, llevadas o no a la cárcel, y asesinadas. En La Rioja no hubo ningún tipo de confrontación civil, todos los asesinados están sin juicio. «Lo importante es recuperar los valores de libertad, democracia y de saber que la gente que hay ahí enterrada no eran malas personas, sino defensoras de la República, que con el golpe militar intentaron defenderlo, pero en la mayoría de los casos los llevaron a la cárcel de Beti Jai o a diferentes cárceles en los pueblos», dice Cámara.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Carnero a Puente: «Antes atascaba Valladolid y ahora retrasa trenes y pierde vuelos»
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.